Ermita de Barraix de Estivella. EPDALa
restauración de la Ermita de Barraix, propiedad de la Diputación de
Valencia, ha desempolvado numerosas historias de excursionistas que
la descubrieron por azar al aventurarse en la Serra Calderona. Tras
años de abandono, los vecinos de la localidad de Estivella celebran
la recuperación de este santuario, datado en 1922, por parte del
servicio de Proyectos Técnicos de la Corporación provincial.
Esta
es una reivindicación histórica de la Asociación de Cronistas del
Camp de Morvedre, que se dirigieron a la Diputación para que tomara
medidas urgentes, sobre todo tras un asalto al inmueble en 2012.
“Además de la recuperación de la ermita, la gente celebra la
recuperación del camino de acceso. Antes, tenías que ser montañero
o senderista para llegar al templo”, cuenta Lluis Mesa, cronista de
Estivella.
El
Área de Administración General, que gestiona el diputado Pepe Ruiz,
se encargó de poner en marcha las actuaciones, con una inversión de
63.216 euros. Las obras empezaron a finales de noviembre de 2016 y,
tras una breve interrupción debido a la época de lluvias,
finalizaron el pasado mes de marzo. Los detalles del proyecto han
consistido en acabar con la inclinación del inmueble y sustituir la
cubierta, restaurar la puerta de acceso, recuperar las paredes
originales interiores y de la decoración de la mesa del altar,
además de trabajos de pintura y la construcción de una senda que
dignifica el acceso.
Por
otra parte, la ermita se sitúa en el paraje natural de la Serra
Calderona, lo que retrasó casi un año la ejecución de las obras
aprobadas en diciembre de 2014, por ser un parque protegido. “Ha
tardado porque ha sido una obra complicada, pero la Diputación ha
atendido de manera sobrada nuestras demandas”, agradece Lluis.
Una
obra con sorpresas
Lluis
Mesa es cronista de Estivella, cargo oficial que nombra el
ayuntamiento de la localidad a “un testigo silencioso del pueblo”,
quien investiga su historia, patrimonio y también curiosidades de la
región. Como vigilante de la población ha hecho un seguimiento
continuo de las obras, y fue testigo del descubrimiento de unos
frescos naturistas al restaurar las paredes del inmueble. “En el
lugar donde iba la imagen del Corazón de Jesús había un papel
pintado, y al retirarlo han descubierto una pintura con decoraciones
de montañas… Es una singularidad que no se conocía”.
Además,
la Ermita de Barraix tiene una gran significación a nivel simbólico
y sentimental tanto para los vecinos de la localidad como para los
visitantes de este paraje natural. El santuario ha sido
históricamente un punto de encuentro de excursionistas que
atraviesan la Serra Calderona, y entrada natural a la comarca del
Camp de Morvedre, donde empieza el término de Estivella. “Hay
gente que la confunde y piensa que es de Serra”, resalta el
cronista. “Tras las obras, hemos descubierto que muchísima gente
de Valencia conocía la ermita, porque era un lugar de paso de
senderistas, y eso ha despertado numerosas historias personales”.
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