La doctora Carbonell en una imagen de archivo. FOTO EPDACarmen Carbonell Martínez doctora especialista en Ginecología y Obstetricia, nos ha dejado. Hace un momento venimos de su despedida.
¿Por qué escribo para la Doctora Carbonell? Hay varias razones que me
impulsan a hacerlo. En primer lugar porque ha sido una buena
profesional y una gran persona. ¿A cuántos niños de Valencia y
provincia habrá ayudado a nacer? A miles…
Sus largas horas de quirófano, su buen hacer en momentos difíciles,
su precisión a la hora de trabajar, su rigor profesional… sus
circunstancias que eran su todo, hicieron de ella una mujer admirada,
querida, necesaria y sobre todo resolutiva.
Carmen ha sido madre junto a muchas madres al consagrar su vida a su
trabajo y al profundo enamoramiento de su profesión. La vida nos enseña
que el olvido corre a más velocidad que la electricidad, pero hay
nombres que en los anales de la medicina, en la historia de los
hospitales y en la memoria de las personas jamás deben ser olvidadas
porque en momentos decisivos de la vida han estado a tu lado con esa
mano abierta.
Una gran mujer, siempre tuvo claro que quiso ser médico, sus padres
en aquellos años cincuenta del siglo pasado, trabajaron para que sus
hijos pudieran labrarse un futuro digno, sus hermanos Enrique y Fina
también estudiaron y han sido excelentes profesionales, pero Carmen
encauzó su vida en su modelo de trabajo… ¡Cuantos recuerdos me vienen a
le memoria recordando al Tío Enrique y a la tía Fina, en aquella calle
de Quart… donde tantos años vivieron, y eran los fieles secretarios de
una hija que andaba errante de hospital en hospital atendiendo a las
mujeres parturientas… sin mensajerías, sin internet, sin móviles, pero
siempre llegando a hora.
Y finalmente evoco a Carmen por lazos familiares… era nuestra familia
de Valencia. Carmen siempre tenía esa sonrisa en la boca, siempre la
palabra adecuada, siempre el mérito de cada uno. Los años pasan, la vida
te presenta factura que siempre va ligada con el paso del tiempo, y la
palabra jubilación devora las vidas.
Así le paso a la Doctora Carbonell, episodios de enfermedad, lagunas
mentales… pero ella seguía enamorada de su trabajo, de su gente, de sus
viajes y de su vida. Compartí con ella un especial viaje a Guatemala…
¡Cuantas lecciones aprendí con Carmen! Pero la más grande fue al
visitar un colegio de niños enfermos y desvalidos y al ver a aquellos
niños con tan pocos medios, se le abrió el corazón y les hizo un gran
regalo… dos televisores con dvd incorporados para que vieran películas y
hacerles más feliz su estancia…
Carmen fue una continua lección… el final de sus días castigados por
la última enfermedad, esa que llega y que no hay nada que hacer… y así
fue, la muerte le segó la vida, pero siempre cabe el recuerdo y la
satisfacción que vivió como le gustó, disfrutó de su trabajo, y gozó con
su vida, solo el tiempo y el destino, son los que juegan las malas
pasadas y nos arrebatan la vida sin pedir permiso, sin clemencia alguna
y dejándonos con la tristeza de perder un ser amado.
En la más intimidad familiar hemos despedido a una gran dama, una
excelente profesional y una madre anónima de muchas niñas y niños de
Valencia.
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