Sálvame y Masterchef, hiperrealismo. FOTO EPDA Que en televisión el éxito de un formato puede influir en el desarrollo de otro, es algo más que probado incluso si el formato cuyos ingredientes están arrasando en audiencia es más joven que el que decide copiarlo. Si algo funciona, ¿por qué no subirse al carro?
Por ejemplo, anteriormente no había magazine que no incluyera una tertulia de corazón. Toda televisión nacional y generalista tenía incluso más de un programa que decidió armar su propia mesa camilla y hablar sobre las idas y venidas de los famosos. El share aumentaba e incluso salvaba los muebles a ciertos programas. Y también ocurrió con el apartado de los testimonios. Era un contenido que triunfaba y fue incluido incluso en programas donde, a priori, no estaba pensando hacerlos.
El 23 de abril del año 2000 se emitía en España el primero de uno de los programas más exitosos de la historia de la televisión, Gran Hermano, considerado el padre de todos los realities. Hasta entonces, la televisión había permanecida ajena a disputas y peleas en directo, más allá de alguna sonada bronca histórica en programas de entrevistas. La gente desde sus casas empezó a seguir la vida de personas anónimas, sus buenos y sus malos días, sus romances, sus alegrías y… sus miserias.
El corazón entró en crisis en televisión. ¿Dónde estás corazón? empezó a acusar el paso del tiempo. Tómbola fue retirado. Las tertulias económicas y políticas empezaron a suscitar más el interés del espectador y acabaron por desplazar los contenidos de corazón como los contenidos estrellas de los programas, al menos hasta nueva orden. Y en medio de todo esto, nació Sálvame.
Sálvame supo aunar el éxito de las peleas en directo y los rifirrafes de realities como Gran Hermano con el interés intrínseco de (una parte) los españoles por los temas del corazón, convirtiendo a sus colaboradores en los protagonistas del cotarro y en un reality diario donde se divierten, ríen, lloran, hasta meriendan pero sobre todo, se pelean entre ellos. Y, a veces, hasta se reconcilian, después de un paso previo pago en el Deluxe, o no.
El programa de La Fábrica de la tele ha inventado un subgénero dentro de la televisión, cogiendo lo más llamativo de otros formatos y conseguir así mantener a más de 2 millones de personas diariamente, cada tarde, pegadas a la pantalla. Total, si te pierdes un día algo, no pasa nada. Al día siguiente, te lo recuerdan.
Y su propia fórmula ha llegado a otros programas incluso de la competencia y también, a algún otro con más años de andadura a sus espaldas que él. ¿Acaso alguien sabe si a Abraham le ha costado pescar en esta edición de Supervivientes 2014? ¿sabemos si una tal Vivi ha sabido hacer la comida o coger cocos? ¿dónde está la barracuda este año? En definitiva, ¿dónde ha quedado el espíritu de un programa de supervivencia como Supervivientes? que los dos temas más importantes de esta edición hayan sido la supuesta infidelidad de una chica (muy) pija llama Oriana o que la pesada de Rosa Benito haya ido a darle, por enésima vez, un no nada rotundo a su supuesto ex marido Amador, han ayudado a matar el espíritu de un programa.
¿Y todo por qué? porque esta edición de Supervivientes, con récord de abandonos entre sus viceversos concursantes, no estaba obteniendo las audiencias esperadas. Echar mano de la fórmula Sálvame para levantar los audímetros parece haber funcionado –aunque no arrasado-. ¿Ha matado Telecinco el histórico reality de supervivencia?
Por si esto fuera poco, un formato intachable como hasta ahora era MasterChef incluyó esta semana una escena más propia de un reality de la cadena de Vasile que del “pulcro” ente. Gonzalo, el profesor de yoga con ansias de tele, se ponía criticar a su compañera Marina y todo aquel que osara meterse entre el farolillo rojo de la cámara y él. Los jueces le llamaron la atención, el programa fue líder de audiencia pero, ¿realmente les molestó este incidente a los jueces? En Twitter hubo quien insinuó que Gonzalo no es ni concursante. Ni idea. Al fin y al cabo, la tele es espectáculo y todos quieren audiencias altas
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