Julen y Hugo, en su domicilio de Fuenterrobles“Mis hijos gemelos tienen 4 años, se llaman Hugo y Julen. Los dos tienen autismo y muchas ganas de aprender, pero este año les han quitado su derecho al educador que necesitan en el cole y sin ese apoyo les va a resultar muy difícil avanzar”. Ese es el lamento desconsolado de unas madres que han tenido que abrir una petición en Change.org solicitando la empatía de la gente para que se solidaricen con su situación y para que la presión social agilice los trámites que permitan destinar a un nuevo educador para sus hijos.
La figura del educador es una exigencia legal, la actual Ley de Educación (LOMCE) dice en el artículo 14 que para que el alumnado con necesidad específica de apoyo educativo pueda alcanzar el máximo desarrollo de sus capacidades personales y los objetivos y competencias de la etapa, se establecerán las medidas curriculares y organizativas oportunas que aseguren su adecuado progreso. Además, responsabiliza a las Administraciones educativas que deberán establecer las condiciones de accesibilidad y recursos de apoyo que favorezcan el acceso al currículo del alumnado con necesidades educativas especiales. “Y ese es exactamente el caso de nuestros hijos”, añade Sara, una de las madres de Hugo y Julen.
Sara, su mujer Eva y sus dos hijos decidieron volver a Fuenterrobles, pueblo natal de Sara cuando diagnosticaron TEA (Transtorno del Espectro Autista) a sus dos hijos, quienes tienen, además una hiperactividad asociada. “Vivíamos en Barcelona y pensamos que vivir en un pueblo como Fuenterrobles, más tranquilo, con un centro educativo menos masificado y bien atendido contrinuiría a mejorar la calidad de vida de Hugo y Julen”, afirma Sara. Pero paradójicamente, la ausencia de la figura del educador al que sus hijos tienen derecho por ley, está ralentizando el tan necesario desarrollo de sus hijos y complicando el día a día de la familia.
“Mientras Eva va a trabajar, yo me hago cargo de los niños. Tengo que estar disponible casi de forma permanente por si los niños tienen alguna necesidad que no pueda ser atendida por el personal docente del centro”, explica Sara quien no oculta su satisfacción y agradecimiento hacia los profesionales educativos del colegio. “Los profesores del cole son buenísimos profesionales y hacen todo lo que está en su mano para ayudarles, pero tienen muchos otros niños que también los necesitan. No pueden desatender al resto de la clase ni ejercer a la vez de docentes y de personal de apoyo. Bastante difícil lo tienen ya este año”, explica la madre.
Hay muchas cosas que Hugo y Julen, dada su condición, no pueden hacer solos, como lavarse las manos –algo hoy en día más importante si cabe que en cualquier otro momento–; o almorzar,... Tampoco controlan aún sus esfínteres, así que su madre tiene que ir al cole cada vez que uno de los dos necesita cambiar el pañal, se mojan en la fuente, o sufren cualquier percance.
Tras cinco meses y medio de espera, finalmente, el curso pasado, Conselleria asignó un profesional de apoyo al centro de Hugo y Julen que les acompañaba en clase pero este año se dio de baja por razones personales. “Hemos pedido que contraten a uno nuevo pero pasan las semanas y seguimos esperando –lamenta su madre–; Hugo y Julen necesitan urgentemente una persona de apoyo. La solución no puede ser que yo tenga que desplazarme varias veces al día hasta el cole para cambiarles los pañales”.
La respuesta que han recibido desde Conselleria es que el proceso es lento ya que se trata de personal no docente pero el desarrollo de Hugo y Julen no espera. Por eso sus madres decidieron abrir la solicitud en Change.org y se pusieron en contacto con los medios de comunicación. Incluso están preparando una concentración en solidaridad por un derecho que la burocracia está anulando.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia