Cuando me preguntaron si quería acudir a la gala del pasado
lunes del programa Gran Hermano no lo dudé ni un instante, lo primero porque
soy seguidor de tal espectáculo desde hace años y lo segundo porque mi
curiosidad acerca de cómo se hace un directo de este programa era enorme.
Llegamos a Telecinco hora y media antes de que comenzara la
gala. Mientras esperábamos para pasar por el registro, vimos la salida de los
colaboradores de ``Sálvame´´, todos ellos vestidos y maquillados cuales
estrellas de cine que no tuvieron reparos en repartir saludos y sonrisas ante
las llamadas de los que allí aguardaban.
Una hora más tarde, registro hecho y charlas en la sala de
espera (apunto que no hubiera estado mal ofrecer un refrigerio a los invitados)
nos condujeron hacia las puertas del plató. Mi emoción iba en aumento. Observamos a los concursantes
expulsados cenando a toda prisa en un comedor adyacente al estudio.
Mi primera sorpresa fue al entrar en el plató y descubrir
las dimensiones reales. La televisión engaña, allí los espacios son pequeños,
las distancias entre público, concursantes y espacio de la presentadora son tan
escasas que parece que te encuentras en el salón de casa. Todo es cercano, muy
cercano, alejado de las impresiones que
tenemos al verlo en televisión.
Fantástico ver las actitudes de los concursantes que iban
ocupando sus lugares y las relaciones entre ellos.
A menos de diez minutos de comenzar la emisión aparece
Mercedes Milá, acompañada de un gran aplauso a lo que ella sonríe agradecida. Saluda,
bromea con el personal y hace gala de la actitud tan campechana con la que se
toma su trabajo. Ella es natural, directa, sin artificios, comparte, disfruta y
no pierde en ningún momento su profesionalidad.
Comienza el directo y con él, todo un despliegue
perfectamente organizado y sincronizado de cámaras, iluminación y técnicos que
no vemos pero que llevan el modo de hacer milimétricamente perfeccionado.
Mercedes conduce estupendamente los momentos en directo de
la gala, pero no sólo ahí, ve los vídeos, los comenta, los vive. Se nota que
ama lo que hace y la pasión que pone en ello.
Es genial poder ver las reacciones de los expulsados durante el programa,
tenerles tan cerca y descubrir de qué manera se toman la situación que están
viviendo.
Compruebas que psicológicamente no es fácil ser un
concursante de este programa. Hay quien lo lleva mejor o peor, el estado
anímico de la concursante canaria Noemí durante la gala fue preocupante, otros
parecían estar en una burbuja irreal.
Momento irrepetible cuando Mercedes anuncia la decisión de
la expulsión, la tensión es palpable, el silencio se mete por todos los
rincones.La llegada de la expulsada, que fue la concursante Ari,
también es otro de los momentos reseñables, su acogida y entrevista, con
Mercedes ejerciendo de apoyo moral en todo momento también se sintió de manera
especial.
Encantado por todo lo vivido esa noche, por ver cómo se hace el programa
en directo, repetiría una y mil veces la experiencia. Fue todo un regalo.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia