Acto de presentación de la publicación ?Aquae Papers 8?
A
pesar de que la precipitación media anual de Ciudad del Cabo (515mm
- 1.310mm), primera gran urbe del planeta en declarar la Catástrofe
Natural por falta de agua, puede llegar a cuadruplicar la de Alicante
(unos 300 mm), la probabilidad de que ésta última experimente la
situación agónica de la capital sudafricana es muy baja debido a
que Alicante ha puesto en marcha, durante las dos últimas décadas,
una eficaz gestión de sus recursos hídricos para adaptarse a un
contexto de escasez. Esta es una de las conclusiones de ‘Aquae
Papers 8: Resiliencia en el ciclo urbano del agua. Extremos
pluviométricos y adaptación al cambio climático en el ámbito
mediterráneo’,
que Aguas de Alicante y Fundación Aquae han presentado esta mañana
en la Universidad de Alicante.
“La
estrategia que ha asegurado la sostenibilidad hídrica en Alicante,
en los últimos veinte años se asienta en la diversificación de sus
fuentes de suministro (agua superficial, subterránea, desalación);
la eficiencia en el uso de los recursos hídricos basada en la
disminución de pérdidas, la inversión para mejorar e incrementar
las infraestructuras hidráulicas, la concienciación ciudadana y la
gestión de la demanda; así como en la apuesta hace 15 años por la
reutilización para uso urbano y agrícola. Lo que ha permitido
además en este último caso mejorar el entorno de la ciudad a través
del crecimiento de las zonas verdes” ha declarado Francisco
Bartual, director general de Aguas de Alicante, durante la
presentación de esta publicación.
Además,
según señala Jorge Olcina, presidente de la Asociación de
Geógrafos de España, «1997,
año de la riada en la que fallecieron tres personas, supuso un punto
de inflexión para Alicante ya que se desarrollaron varios planes que
abordaron la evacuación del agua de lluvia: plan anti-riadas de la
Generalitat Valenciana, actuaciones complementarias del Plan contra
Inundaciones del Ayuntamiento de Alicante y el Plan Especial de
Inversiones de Aguas Municipalizadas de Alicante. Lo que incluía
además el depósito anticontaminación José Manuel Obrero y el
Parque Inundable La Marjal. Así como otras obras de inversión
ordinaria y de renovación de redes
».
El
uso de aguas pluviales (retenidas en depósitos o en parques
inundables) constituye una alternativa de extraordinario interés
para paliar la escasez natural de recursos hídricos e incrementar la
resiliencia de estos territorios ante los posibles efectos que
tendría el cambio climático en áreas mediterráneas. Dos ejemplos
de buenas prácticas en la gestión de la escorrentía urbana y el
potencial uso posterior del agua pluvial, ambas puestas en marcha por
Aguas de Alicante, son el depósito ‘Ingeniero José Manuel Obrero’
y el Parque Inundable La Marjal. Estas dos infraestructuras destacan
porque, además de mantener su función hidráulica, aportan un valor
social añadido para los ciudadanos.
‘La
Marjal’, ejemplo de buenas prácticas para la OCDE
“'La
Marjal' (San Juan, Alicante) es una obra pionera en Europa inaugurada
en 2015 para dar solución a los problemas de las inundaciones. Esta
infraestructura es capaz de retener hasta 45.000 m3 frente a una
lluvia de alta intensidad, y posteriormente, derivar el caudal de
lluvia a la red de drenaje o a la depuradora para su reutilización.
Asimismo, en tiempo seco, se utiliza como zona recreativa dotando de
un valor social añadido a la función hidráulica” ha explicado
Asunción Martínez, patrona de la Fundación Aquae.
Para
retener esta cantidad de agua de lluvia, el parque inundable cuenta
con un vaso retenedor formado por un estanque que almacena
habitualmente 6.674 m2 de agua regenerada procedente de las
depuradoras de Alicante. Durante la lluvia, se inunda la zona de
vegetación de ribera adyacente hasta alcanzar su capacidad máxima.
La
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)
ha seleccionado este proyecto, documentado y presentado por la
Cátedra AQUAE de Economía del Agua, como ejemplo de buena
gobernanza en las ciudades para solucionar a las inundaciones.
Por
su parte, el depósito ‘Ingeniero José Manuel Obrero’, ubicado
bajo las instalaciones del polideportivo Juan Antonio Samaranch, en
el barrio de Cros-San Gabriel, es capaz de almacenar un volumen
máximo de 60.000 metros cúbicos (20 piscinas olímpicas), lo que
reduce significativamente los alivios de la red de alcantarillado al
barranco de la Ovejas. Construido entre 2009 y 2011, este depósito
se controla remotamente y funciona 24 horas, todos los días del año.
En
esta publicación, sus autores se preguntan: «¿Cómo
es posible que una ciudad históricamente sujeta a la escasez de
agua, sin fuentes de abastecimiento locales, haya podido afrontar el
cambio de siglo creciendo, y a la vez, con confianza en la garantía
del suministro?».
Jorge Olcina da las claves: «La
respuesta está ligada a los 120 años de historia de Aguas de
Alicante, ya que cuando surge esta compañía en 1898 da respuesta a
los problemas crónicos de abastecimiento, facilitando el acceso a
nuevas fuentes a través del Canal del Cid».
Este hecho, unido a la creciente diversificación en la procedencia
de sus recursos hídricos, a una mejora espectacular de la eficiencia
de sus redes y del consumo, han conseguido que en las dos últimas
décadas Alicante haya crecido de forma continuada, consiguiendo
reducir su demanda hídrica total en un 20%.
‘Aquae
Papers 8’ nos recuerda que en 2018, más de la mitad de la
población mundial vive en ciudades y, en apenas tres décadas, este
porcentaje se elevará al 70%. Uno de los efectos de esta
urbanización ha sido la contaminación atmosférica que está
provocando un calentamiento térmico planetario que, a su vez, está
generando cambios en las condiciones climáticas habituales. «Tenemos
que poner en marcha medidas que aumenten la resiliencia de las
ciudades del área mediterránea española frente al cambio
climático, debido a su elevada vulnerabilidad y exposición a
inundaciones y sequías»,
indica Olcina.
Según
señala la publicación de Aguas de Alicante y Fundación Aquae, la
planificación urbana del agua en el litoral mediterráneo, en
relación a las sequías, tiene varios retos por delante: disponer de
diferentes fuentes de abastecimiento (tradicionales -superficiales y
subterráneas- y “no convencionales”, depuración y desalación);
eficiencia en las redes para reducir las pérdidas; monitorización
continua; redes alternativas de distribución de agua depurada;
impulso de sistemas terciarios y cuaternarios de depuración;
construcción de depósitos de distribución dimensionados para
situaciones de escasez; planes municipales de emergencia ante
sequías; sistemas tarifarios que penalicen el exceso de consumo; y
sensibilización social continua de los beneficios del ahorro del
agua. En relación a los episodios de lluvia torrencial, los retos
son construir colectores de agua pluvial de gran capacidad, depósitos
pluviales y espacios públicos inundables; adecuar los sistemas
tradicionales de alcantarillado a lluvias intensas; crear sistemas de
alerta a las poblaciones (apps específicas en móviles); y poner en
marcha sistemas de drenaje urbano sostenible.
Nueva
York, Berlín y Rotterdam: ciudades resilientes
Ejemplos
de buenas prácticas en otros países son el Plan ‘A Greener
Greater New York’, con 132 iniciativas y 400 objetivos a
desarrollar entre 2007 y 2030, incluyendo un apartado sobre la
adaptación al cambio climático que incluye 13 medidas, entre las
que destacan la reducción del 30% de emisiones de gases de efecto
invernadero en 2030 respecto a 2005; o la actualización de los mapas
de inundación de la ciudad y de las normas de construcción.
En
Berlín se ha aprobado una ordenanza municipal para aplicar el
llamado ‘Biotope Factor Area’, un indicador que permite crear
zonas verdes en el centro de la ciudad, teniendo en cuenta el volumen
construido y la antigüedad de los edificios. Por su parte, en
Rotterdam (Holanda) se ha diseñado una Estrategia de Adaptación al
Cambio Climático, un documento de planificación territorial para la
adaptación a la subida de temperaturas (jardines colectivos dentro
de manzanas edificadas, tejados verdes, vegetación para cubrir los
diques); a la subida del nivel de mar (recrecimiento de diques
existentes y nuevos diques, elevación de cota de edificación); y al
incremento de inundaciones (depósitos pluviales, colectores de agua
pluvial, espacios de inundación natural).
La
“Ley de tejados verdes” en Copenhague o Amberes; las viviendas
palafíticas en Nueva Orleans para evitar desastres como el
ocasionado por el huracán “Katrina” en 2005; o las edificaciones
sobreelevadas de Helsinki, en el marco del proyecto “Baltcica”,
impulsado por los países ribereños del mar Báltico, son otros
ejemplos de cómo una ciudad puede ser resiliente frente al cambio
climático.
Aquae
Papers 8 se publicará en la web de Fundación Aquae utilizando la
tecnología de “cadena de bloques” ‘Blockchain’, que
posibilitará su verificación, trazabilidad y accesibilidad. Esta
publicación de carácter científico, que también se publica en
papel, nació en 2013 con la vocación de compartir el conocimiento
generado por investigadores y expertos en el mundo del agua.
Acceso
a AQUAE PAPERS 8:
http://www.fundacionaquae.org/aquaeteca/aquae-papers/aquae-papers-8/
Comparte la noticia
Categorías de la noticia