Paco Aguilar.
Decía el Dr. Goebbels (jefe de propaganda de Hitler) que
“una mentira repetida mil veces, se convierte en una verdad”. Desde hace años,
los dirigentes del PSOE y del PP, han privatizado las empresas estatales -las
rentables, claro-, incluyendo el sector estratégico español, utilizando una
labor de desprestigio hacia las empresas públicas, repitiendo de forma maniquea
y sin ninguna argumentación: “La empresa pública no es rentable, hay que
privatizar los servicios”.
Esta frase se desmonta con un simple argumento, constatable
y demostrable: Allá donde se ha privatizado un servicio público, éste NUNCA le
ha costado más barato a los ciudadanos; antes al contrario, en muchos casos se
han incrementado las tarifas. Tan solo ha servido para que las empresas
adjudicatarias obtengan un suculento margen de beneficios. Tampoco se ha
mejorado, de manera sustancial, la prestación del servicio, pues la lógica que
mueve a las empresas privadas las empuja a maximizar sus ganancias. En este sentido,
las partidas presupuestarias destinadas a aumentar la calidad o la seguridad,
se recortan. No es que se desentiendan de la seguridad, por supuesto, sino que
lo que miran de forma prioritaria es el beneficio y sus accionistas, no otras
cuestiones.
El problema radica en que los encargados de gestionar las
empresas públicas, no creen en ellas, pues mantienen criterios neoliberales y
dan por hecho que su destino no puede ser otro que la privatización, y
aplican, de manera sistemática, los dos dogmas complementarios de estos
tiempos:
1º) los poderes públicos han de abstenerse de intervenir en
la economía de mercado.
2º) el capital privado debe tener plena libertad para
expandir su volumen de negocio y aumentar su margen de beneficios.
La esencia del Neoliberalismo es, precisamente, que el
Estado caiga en manos de la propiedad privada. Cometen el gran error de
priorizar la rentabilidad económica, que no han mejorado; sobre la
rentabilidad social, que se ha degradado.
El ejemplo palmario lo tenemos en nuestra ciudad, con Aigües
de Sagunt, empresa que se autodefine como mixta pero que se gestiona con
criterios de empresa privada, realizando una gestión implacable, incluso
retirando los contadores a los usuarios que deban tres recibos (en ocasiones
debido a errores bancarios), algo que antes no pasaba. Desde que se fundó en
2009, viene acumulando pérdidas, pero tanto Aguas de Valencia como los partidos
(PSOE, BLOC, PP) que aprobaron crear la empresa mixta, prefirieron no subir las
tarifas en 4 años. Así quedaba demostrado que la gestión privada no tenía por
qué encarecer el servicio. Sin embargo lo que ha provocado esta actuación es
que, la deuda supere los 3.000.000€, con lo que tienen que recurrir a préstamo
para pagar deudas.
Esto supondrá subidas de las tarifas en los próximos años,
sin que se haya mejorado el servicio sustancialmente, y que se trate a los
usuarios, no como personas, sino como meros asientos bancarios. ¿En que ha
mejorado la gestión?
En cambio una empresa pública, no tiene por qué rendirse a
la dictadura del beneficio económico, DEBE invertir dinero para obtener
comodidad, calidad, rentabilidad social y, sobre todo, seguridad.
¿Privatizar? No, gracias
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