Sergio Muniesa.Tras
la vergonzosa decisión que tomó la semana pasada el Consell de aprobar la
declaración de Paraje Natural a demanda de Quico Fernández y sus socios, de
inmediato no tardaron en llegar las reacciones de sectores como el empresarial,
sindical y de los trabajadores que denunciaban la medida porque significa
abocar a la empresa al cierre y poner en la calle a 650 trabajadores, entre
directos e indirectos.
Quico
y sus socios, se muestran satisfechos y se empeñan en justificar la decisión,
diciendo que tienen autorizada una ocupación en su ubicación actual hasta 2042.
La
misma ocupación a la que se opuso y afirmaba que “se otorgaría por encima de su
cadáver”. La misma que propicia la continuidad inmediata, pero no al largo
plazo. Uno le puede dar autorización hasta el siglo XXIII, que si no hay
reservas de nada sirve, y eso es algo que el cuatripartito sabe.
En
estos cuatro años les han ido cerrando las puertas a los trabajadores. Primero
negando la zona de Piñal, después la zona de margas y la puntilla ha sido la
declaración en unos términos que elimina de un plumazo cualquier posibilidad de
continuidad.
La
garantía del empleo, del paraje natural y de la continuidad de la empresa, lo
garantizaba el convenio que el PP, con el máximo consenso firmó con Lafarge, la
pasada legislatura. Y precisamente esa falta de diálogo y consenso es lo que ha
demostrado el cuatripartito de Quico Fernandez en estos cuatro años.
Esta
aprobación unilateral y sin consenso alguno, elimina de un plumazo cualquier
esperanza,a unos trabajadores que, llevan reclamando cuatro años el respeto a
la solución que se consensuó y que, como respuesta, han tenido la persecución
de Compromis y sus socios.
Esto
no es algo nuevo. A este cuatripartito su no a la
industria y al empleo que genera, le viene de lejos. Si fuera por ellos, con la
pancarta de ni térmica, ni regasificadora, ni Saggas, ni Fenosa y sus empleos
serían una evidencia; ni ParcSagunthoy sería una realidad si no fuera porque
hubo quienes lo apoyamos en los momentos más intensos de una crisis mientras
Quico Fernandez lo tildaba de fracaso y ejemplo de economía especulativa.
Hoy
nuestra ciudad sería diferente, no sería el polo industrial y energético que
pretende ser, si le hubiéramos hecho caso al actual cuatripartito. Por eso no
me canso de repetir que no da igual quien gobierne en esta ciudad.
No
tienen miramiento alguno en utilizar la mentira para tomar una decisión como la
del paraje, cuando ya estaba garantizado con el convenio realizado por el
Partido Popular que respetaba paraje y trabajadores.
Por
eso hoy estamos quienes siempre hemos estado con los trabajadores de Lafarge y
vamos a seguir estando codo con codo con ellos.
Quico
Fernandez, su Bloc-Compromis y sus socios, ya no se esconden en decir que este
modelo industrial no es su modelo productivo y el caso de Lafarge no es más que
la punta de un iceberg de lo que viene. Lo intentó con Saggas y Fenosa, lo
pretende con Lafarge, no ha mostrado su apoyo a otras iniciativas cada vez que
ha tenido la oportunidad. Estas son las actitudes que van contra nuestro modelo
industrial.
No
piensa ni un segundo, ni le importa el daño que le están haciendo a esta ciudad.
Las empresas se
marcharán y generará un efecto rechazo a las que pensaban instalarse porque,
¿quién les puede asegurar que después de invertir no tendrán que recoger e irse
porque de forma sectaria les cambien las condiciones? Hoy es Lafarge, mañana
pueden ser otras. Esta es la huella de Quico Fernandez y su gobierno, que todo
lo que toca lo destruye
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