El filósofo Zygmunt Bauman, perfeccionista describiendo nuestro presente, dejó escrita una obra antes de morir, era la obra ‘Retropía’, donde explicaba cómo, estos últimos años, el futuro se imagina idealizando el pasado. Ya quedan más de diez años atrás las “utopías” de las plazas llenas y la explosión de internet. Para postres, este 2020 nos ha traido otra palabra, “distopia”, una vida contraria a lo soñado. Somos la representación de lo que vivimos y lo que imaginamos y, sobretodo, de “cómo” nos imaginamos. x No imaginamos solos. En la aceleración histórica en la que viajamos, pronto nos encontraremos dando la vuelta al cartel de “ficción basada en hechos reales” y sustituyéndolo por “hechos reales basados en la ficción”.
El día a día de la política vive mezclado entre series de HBO o Netflix, algunas recomendables, como ‘Borgen’, ‘Baron Noir’, ‘Brexit’, y otras más centradas en la búsqueda del espectáculo, como ‘House of Cards’, ‘Juego de Tronos’, o ‘Sucesor designado’. Todas ellas se mueven en la ficción con tintes reales hasta el punto que llegan a formar, incluso a educar en la política a políticos y políticas, mucho más que el contacto con la sociedad, mucho más que las lecturas, que los periódicos, que los comentarios de las radios... Esa ficción política se filtra a la vida real y puede dejar rastro: una política artificial. Con debates artificiales, conflictos artificiales y todo un circuito de redes y notícias de los que tanto se habla. Hoy por desgracia se dedica abundante inteligencia a generar artificialidades en la política, a generar política artificial, castillos en el aire. Pero parece ser que la gran política tiene más de arte que de técnica.
Mucho más de natural que de artificial. Buscar las razones del otro, leer, estudiar, estudiar y estudiar. Así se llega a destapar el sufrimiento social, el menosprecio y también crear buenos acuerdos, cada vez más necesarios. Elias Canetti en su biografia cuenta cuando en periodo de entreguerras va a Berlín y descubre en los cafés una tensión enorme en el mundo intelectual y apunta “allí conocí a unas personas especialistas en crear distancias, allí encontraban su realización y allí encontraron su desdicha”. Generando proximidades es donde hay un inmenso camino por recorrer. La necesidad de la política es el año 2020. Nadie lo duda, hasta los más neoliberales, aquellos que renunciaban a cualquier ideología! O alguien puede llegar a imaginar este año pasado sin normas? sin medidas? sin ayudas? La política ha exigido altura, la política natural exige cada día, de observar, comprender, intuir, generar y sobretodo la política simplemente que exige de su hacer.