Pere Valenciano.
Italia acaba de celebrar elecciones y el resultado lleva al
país de la bota a la ingobernabilidad, con la izquierda como tímida vencedora,
la derecha salvando los muebles con un Berlusconi que no estaba muerto, sino de
parranda con las Velinas y un actor cómico, Beppe Grillo (Pepito Grillo), que
ha arrasado con su Cinco Estrellas, partido al que le han puesto la etiqueta de
antisistema, aunque es más justo hablar de populista y antieuropeo.
Yo no sé de qué se sorprenden Merkel, los medios y los
mercados. ¿Qué esperaban de un país cuyos ciudadanos están más que hartos de la
crisis, de un sistema político que hace aguas desde hace dos décadas, de un
primer ministro puesto por los mercados, 'il professore' ma fracasado Monti?
¿De un país en el que no dimitía nadie en siglos hasta que lo ha hecho en el
corazón de Roma el Papa Benedicto XVI? Pues estaba claro: la izquierda gana
porque la derecha lo hizo de pena con Berlusconi. Berlusconi no se hunde porque
controla la mayor parte de los medios de comunicación y es un encantador de
serpientes. Y Beppe Grillo es un cachondo que ha sabido conectar con los
cientos de miles de italianos que ya no creen en nada y han votado a un cómico
para reírse de sí mismos y de los políticos tradicionales, además de lanzarle a
la Señora Merkel un torpedo en forma de 'Vaffanculo'.
Pero, lo sucedido en Italia, ¿puede ocurrir en España?
Veamos por partes. Primera, los partidos tradicionales están en su peor
momento. El Partido Socialista no despunta con Rubalcaba, a quien los
ciudadanos identifican con el gobierno de Zapatero y muchos de los suyos le
quieren mover la silla, además de la bomba de relojería en que se ha convertido
el PSC. El PP, si la economía no mejora cuando vuelvan a celebrarse las
elecciones, puede sufrir un correctivo histórico, arrastrado por las durísimas
medidas que están imponiendo desde el Gobierno central y en las
administraciones autonómicas y por los gravísimos y asquerosos casos de
corrupción. Con los dos grandes en caída libre, pescarán en el río revuelto otras
formaciones como Izquierda Unida y UPyD, pero aún queda tiempo para que
aparezcan partidos salvapatrias como setas y algún iluminado. Segunda, la
corrupción está afectando a todos los partidos y la sensación de que el sistema
está podrido es muy peligrosa para crear un caldo de cultivo ideal para el
nacimiento de partidos extremos. Tercera, Italia estaba formalmente intervenida
por la UE con un primer ministro elegido por la propia Merkel tras el
desmoronamiento del gobierno de Berlusconi y España lo está también sin que
hayan cambiado al presidente del gobierno, entre otras razones porque hace muy
poco que ganó unas elecciones generales por mayoría absoluta y no creo que los
españoles consintiéramos un golpe de estado de ese calibre. Sin embargo, Rajoy
apenas tiene margen de maniobra en un gobierno tutelado por la Unión Europea,
que avanza en la unión polítca empujada por la crisis económica.
La italianización de España es un hecho. Sólo falta Beppe
Grillo.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia