Miguel BailachLa verdad es que lo de la izquierda de este país me tiene cada vez más desconcertado y decepcionado. Al menos una mayoría de comunistas-reconvertidos en “new age”, que sé que no todos son iguales. Esos que ahora llamamos “izquierda caviar” y que representa también el ministro Garzón, de “Izquierda Hundida” en Podemos.
No se puede ser ministro de consumo y cuestionar al sector cárnico de nuestro país sin conocer el sector, animando a no consumir estos productos y hablando en medios internacionales de su “mala calidad” en aquello que exportamos fuera. No puede ser ministro del gobierno aquel que se dedica a cuestionar al sector primario de este país y que nos ha sacado las castañas del fuego en muchas ocasiones (sin ir más lejos en esta última pandemia). No se puede ser ministro de España y decir que el turismo de nuestro país, la principal fuente de riqueza de España, es de “bajo valor añadido” (Garzón dixit), y que en todos estos casos la reacción del resto del Gobierno y del presidente socialista Pedro Sánchez, que recordemos que es quien le nombra y quien lo sostiene, sea un: lamento esta polémica… y ale a otra cosa mariposa; mire no. En política no se pide perdón, se dimite, como diría un Iglesias cualquiera.
Por mucho menos habríamos tenido una huelga en ambos sectores económicos si hubiese gobernado la derecha, pero con este señor, en este país durante los últimos años, los únicos que hacen huelga son los juguetes en Navidad porque según el propio ministro, están cansados de ser sexistas.
Y yo me pregunto, ¿conocía él la procedencia o dudó de la calidad del solomillo o del foie que repartió en su boda a sus cientos de invitados?. No lo creo. ¿Calificó de turismo de bajo valor su lujosa luna de miel de un mes en Nueva Zelanda?. Tampoco lo creo. ¿Se planteó el daño moral que podría hacer a los animales o animalistas al contratar un toro mecánico para su boda y del que disfrutó como un niño?. Lo dudo.
Pero así son queridos amigos la izquierda caviar de este país, haz lo que yo diga pero no lo que yo haga. Y que conste que a mí no me molesta lo que haga con su dinero y su tiempo libre, lo que me toca las narices es que a él sí le moleste lo que yo haga con el mío, eso sí me toca los…
Comparte la noticia