Lute Pérez. EPDA. Muchas veces, el acelerado estilo de vida interviene negativamente en las relaciones familiares. El estrés, la tecnología y la falta de tiempo son algunos de los factores que originan el distanciamiento entre padres e hijos. Por esta razón, es importante desarrollar nuevas actividades para fortalecer los vínculos familiares. Una excelente práctica es compartir la lectura en familia que, además, desarrolla el hábito lector en los niños.
Los beneficios de leer
La lectura es un hábito beneficioso tanto para grandes como para pequeños. Leer regularmente estimula la imaginación, incrementa el vocabulario y, además, nos ayuda a hablar y a escribir mejor.
Compartir tiempo con los niños
Pasar tiempo en familia fomenta la comunicación entre padres e hijos. Se trata de un tiempo en el que disfruten de cariño, aprendizaje y desarrollo. Por ejemplo, 30 minutos puede ser suficiente para escucharlos o leer con ellos. De esta manera se irá desarrollando el hábito lector.
Crear un espacio de lectura
En el hogar tenemos un ambiente para cocinar, otro para descansar, entre otras. Por lo tanto, los pequeños también necesitan un ambiente dedicado a su lectura. Y es que, según expertos, el espacio tiene influencia sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje. Este concepto gira en torno a la neuroarquitectura.
La neuroarquitectura es una disciplina que explica cómo el diseño de un ambiente influye en la química cerebral, y por lo tanto, las emociones, los pensamientos y las conductas. Su función es crear espacios para la felicidad, el bienestar, la productividad y la calidad de vida. Por ejemplo, los diseños arquitectónicos con techos altos son los apropiados para actividades creativas y artísticas’’
Entender la lectura como un juego
Los niños necesitan amar la lectura. Entonces, hay que conseguir que vean la lectura como un juego más. Para esto, se pueden programar una serie de actividades alrededor del libro, y de su historia. Por ejemplo, dramatizar el cuento para que sea más lúdica.
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