Juan Benito Rodríguez Manzanares. EPDA Desde
hace mucho tiempo, Cataluña está inmersa en la guerra de hacer
desaparecer algunas lenguas que, en algunos casos ha gozado de
muchísimo más esplendor en un siglo, como la lengua valenciana, del
que la lengua catalana ha tenido en toda su existencia, que tampoco
es tanta, pues no hemos de olvidar que hasta que Cataluña se crea
como región española en 1833 a través de la división que del
reino de España realiza Francisco Javier de Burgos y del Olmo
(Motril, Imperio Español, 22 de octubre de 1778 - Madrid, Reino de
España, 22 de enero de 1848) a petición de la regente María
Cristina de Borbón-Dos Sicilias (Palermo, Reino de Italia, 27 de
abril de 1806 - Sainte-Adresse, Segunda República Francesa, 22 de
agosto de 1878), no podría denominarse catalán, pues no puede haber
una lengua con el nombre de un topónimo que no existe.
Pero,
aun así, a fuerza de presiones políticas diversas, y sabiendo muy
bien cómo jugar sus cartas, consiguió introducir en el Estatuto de
las Islas Baleares el término catalán con esta redacción en su
Preámbulo:
«La
lengua catalana, propia de las Illes Balears, y nuestra cultura y
tradiciones son elementos identificadores de nuestra sociedad y, en
consecuencia, elementos vertebradores de nuestra identidad.»
Cuando
las islas Baleares tienen una riqueza lingüística increíble con el
mallorquín, el menorquín, el ibicenco...
Y
como en Valencia no consiguió introducir el término «catalán» en
el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana, desarrollaron
diversos pactos con los que consiguieron crear y blindar innecesarias
entidades como la Academia Valenciana de la Lengua (AVL), que siempre
ha realizado un magnífico papel a la hora de desacreditar el
valenciano autóctono de esta bella comunidad e imponer una lengua
ajena, el catalán, está consiguiendo que incluso los valenciano
hablantes lleguen a dudar de cómo hablar su propia lengua.
En
este sentido debo recordar el artículo aparecido en el diario
Levante-El Mercantil Valenciano, el sábado 6 de abril de 2002, donde
se escribía un artículo con el siguiente titular:
«Pujol
y Antich dicen que el Ramón Llull es un logro histórico. El
presidente catalán celebra que la AVL haya adoptado la ortografía
catalana».
Y,
algo parecido ocurre en Aragón, en lo que los catalanistas denominan
la «franja», donde dicen que se habla catalán.
Pero
estas batallas ya no son nada para los independentistas y
separatistas catalanistas, y ahora van un paso más allá, apoyados
por el actual gobierno del tándem Sánchez-Iglesias.
De
esta manera, la lucha de los catalanistas, en este caso encarnada por
ERC (Esquerra Republicana de Catalunya [Izquierda Republicana de
Cataluña]), ya no es la lengua valenciana, ni la mallorquina, ni la
aragonesa… su actual lucha y desde hace algún tiempo, es la lengua
española.
Así,
desde hace unos años Cataluña está luchando por reducir las horas
lectivas en castellano en sus aulas en pro de utilizar tan sólo el
catalán como lengua vehicular en la enseñanza. Siempre utilizan la
enseñanza como semillero de sus variopintas y peculiares propuestas
lingüísticas, pues saben muy bien que los jóvenes son el futuro de
cualquier país, y una juventud bien adoctrinada siempre es un valor
seguro de cara a conseguir cualquier meta.
Así
pues, ERC con Gabriel Rufián Romero (Santa Coloma de Gramanet,
España, 8 de febrero de 1982), junto a el PSOE sanchista, que no el
PSOE que fundara Pablo Iglesias Posse (Ferrol, España, 17 de octubre
de 1850 - Madrid, España, 9 de diciembre de 1925) y el partido
comunista Unidas Podemos, han pactado una enmienda transaccional para
la «ley Celaá», para que la lengua española deje de ser una
lengua vehicular en el ámbito docente.
En
este punto es necesario recordar la definición que el diccionario de
la RAE (Real Academia Española) ofrece del término «vehicular» en
su segunda acepción:
«Vehicular.
2. adj. Dicho de una lengua: Que sirve de comunicación entre grupos
de personas de lengua materna distinta.»
Por
lo tanto, la lengua que une a todo el territorio español, el
español, y que hasta este momento se entiende que deben conocer y
utilizar todos los españoles y no españoles residentes en España,
dejará de ser esa lengua de unidad y consenso para todo el
territorio español.
No
olvidemos que las comunidades autónomas que disponen de una lengua
autóctona, también se la considera en esa comunidad una lengua
vehicular, pero lo cierto es que un gallego no tiene porqué saber y
utilizar el valenciano, ni un valenciano conocer y utilizar el
gallego, por citar un ejemplo, pero hasta este momento sí que era
necesario que ambos, valencianos y galleros conociera la lengua
española que es la lengua vehicular y oficial de todo el estado
español.
Y
aunque el término «vehicular» no aparece en la Constitución
Española, si que es preceptivo recordar lo que la ley de leyes de
España dice en su Título Preliminar en el artículo 3, sobre todo
en su punto 1..
Artículo
3.
1.
El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los
españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.
En
este punto cabe comentar que en el diario El Mundo, en su edición
del martes 3 de noviembre de 2020 a las 11:17 horas, y bajo el
titular:
«PSOE,
Podemos y ERC negocian blindar el catalán en las aulas en paralelo a
los presupuestos»
La
redactora del artículo, Olga R. Sanmartín, dice en su artículo:
«En
ERC añadieron que el objetivo de la enmienda es «blindar el catalán
como lengua vehicular» de la enseñanza.»
Esto
es tan sólo un primer paso para poder incluir el término catalán
en la Constitución Española y que el catalán sea la lengua de
estado, de un estado del cual reniegan.
Es
triste comprobar que la aprobación de unos Presupuestos Generales
para España, pueda desembocar en una paulatina desaparición de la
lengua española en el territorio español donde se gestó y se
desarrolló habiendo tenido un Siglo de Oro, y escritores inmortales
como Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, España, 29
de septiembre de 1547 - Madrid, España, 22 de abril de 1616) y
una nómina de escritores a nivel mundial que abrumaría a cualquier
persona, en pro de una lengua minoritaria que se abre paso a codazos,
sabiendo siempre rodearse de las personas necesarias en los momentos
oportunos para que tenga una proyección de futuro.
Despierta
España, hay mucho que reconstruir.
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