Los bares se encuentran prácticamente vacíos. FOTO M. G.
Las terrazas son las que se están viendo beneficiadas por la nueva ley. FOTO M. G.
No hay duda que la
entrada en vigor de la ley antitabaco, el pasado 1 de enero, es un asunto que
ha generado gran polémica. Sólo hay que entrar en un bar o un restaurante y
preguntar a los presentes su opinión sobre la nueva norma. Entonces surge el
debate y las discrepancias... los fumadores critican duramente la ley
impulsada por la ministra Leire Pajín, mientras que los no fumadores, por el
contrario, aplauden la decisión del Gobierno de Zapatero. Como se suele
decir, para gustos, colores.
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Un
ejemplo, el bar El Cantó de El Puig. Desde el establecimiento lamentan la nueva
ley, “la cosa va fatal, y lo estamos notando, vaya si se nota, sobre todo a la
hora del café, el almuerzo o la cerveza. Estamos sufriendo muchas pérdidas, y
las mañanas y las tardes son horribles”.
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Ésta
es una opinión que comparten todos los trabajadores del bar, sin embargo no es
una opinión generalizada entre los presentes, ya que algunos clientes no dudan
en mostrar su discrepancia, “pues a mí me parece de categoría la nueva ley
antitabaco, ya que el tabaco no es bueno para nadie. El que quiera fumar, que
fume, pero en la calle”, explica uno de los clientes, mientras que una pareja
que se encontraba tomando un aperitivo en una mesa añade, “yo soy alérgico y me
parece muy bien. Aquí se protesta porque hay que protestar por todo, se
decida lo que se decida. Lo que está claro es que en toda Europa y en todo el
mundo es igual, y no pasa nada, nadie protesta”.
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No
obstante, el debate concluye sin que la sangre llegue al río, y desde el bar
reconocen que no se han producido incidentes en estas primeras semanas, “los
clientes, si son fumadores, protestan, pero no contra nosotros, sino contra el
Gobierno, ya que saben que nosotros no somos responsables de nada. Son bastante
respetuosos”.
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Marta,
del bar Pepe el Turco de Puçol, también ve muy negro el panorama, “las pérdidas,
por ahora, están muy por encima del 30%, ya que mucha gente ha dejado de venir
al bar”, por lo que están estudiando la posibilidad de montar la terraza, “el
Ayuntamiento ofrece la posibilidad de tenerlas abiertas durante once meses al
año para que no se conviertan en instalaciones permanentes”.
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Desde
luego, de lo que no parece haber dudas es de que la gente “está muy quemada”
con la nueva ley, explica Marta, quien añade, “los clientes se salen a mitad
de la comida o la cena a fumar. Si con la crisis ya estaba mal la cosa, ahora
no te quiero ni contar”. En Pepe el Turco tampoco se han producido incidentes,
“sí que hubo una persona que encendió una pipa y tuve que decirle que se
saliera a la calle a fumar, pero se salió y no pasó nada”. Además, la ley
antitabaco se nota en la calle, reseña Marta, “ahora tengo que salir a barrer
la acera y la puerta del bar tres o cuatro veces al día, cuando antes no era
necesario”.
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En
otro restaurante de esta localidad explican cómo las dificultades se han
multiplicado con la puesta en marcha de la nueva normativa, “la gente que
fumaba ya no viene y en nuestro caso lo estamos notando en más del 50% de pérdidas”,
y lo ejemplifica, “entran, preguntan si se puede fumar y se van. Hoy, sin ir
más lejos, sólo tenemos cinco mesas para comer”. Con este panorama, relatan,
“el negocio no se puede mantener. El jefe ya nos ha dicho que seguramente
tendrá que cerrar, así que nos ha comentado que si nos salía alguna posibilidad
de trabajo, la aceptemos”.
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Valle,
de El Puig, y Juan, de la Pobla
de Farnals, coincidían en calificar la situación como “desastre total, con pérdidas
cuantiosas”, así como también aseguran que “respetan la ley, pero no entendemos
porqué cada uno no puede elegir”.
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En
este sentido, Valle indica que “no es lógico que me digan lo que tengo que
hacer en mi casa”, y añade, “aquí se ha pasado de la libertad absoluta a la
prohibición total”, lo que se ha traducido en que “hemos pasado de servir cien
cafés a cuarenta en una mañana, a lo que se suma que ahora los clientes se
toman el café y se marchan, y lo mismo sucede en las comidas”.
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Juan dejaba claro que no ha habido
incidentes, “la ley hay que acatarla”, mientras que Valle se mostraba contundente
al afirmar, “si me encontrara cara a cara con la ministra, le diría que es lo que
tiene que hacer, que desde luego no es imponer nada a los demás”.
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En la
playa de Alboraia, Maite reconocía que la nueva ley les ha venido muy bien, “a nosotros
no nos afecta esta situación, si no que nos beneficia, porque tenemos terrazas para
los fumadores”.
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“Aberración”
o “dictadura”
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Sin
embargo, algunos de los clientes que se encontraban en las terrazas de varios locales
de la playa de Alboraia tildaban la medida adoptada por el Gobierno como “aberración”,
y puntualizaban, “puede haber bares para fumadores y otros para no fumadores, pero
tenemos que conformarnos con aquellos establecimientos que tienen terrazas. Ésa
es nuestra única opción si queremos fumarnos un cigarro con el café.
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Otros,
iban más lejos y calificaban la situación provocada como una “dictadura”, ya
que creen que “hay que respetar tanto al que fuma como al que no” ofertando
locales para fumadores y para no fumadores, al tiempo que denuncian la “doble
moral” del Gobierno, “por un lado se prohíbe y por otro se promociona el tabaco”.
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Otro
de los puntos sobre los que llaman la atención es la situación de los locales
de ocio, pubs y discotecas, donde “la gente sigue fumando con total impunidad.
El pasado fin de semana estuve en una discoteca había mucha gente fumando”,
relata José Ángel de Rafelbunyol, quien también llamaba la atención sobre las
molestias que se ocasionan a los vecinos de estos establecimientos, “el otro día,
como curiosidad, te comento que en un local, pasada la medianoche, había casimás
gente en la calle, en la puerta, fumando, bebiendo y charlando, que en el
interior del pub”.
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Desde
Alboraia también sentenciaban que, “lo que pretende el gobierno es hacernos europeos,
sin tener en cuenta que cada país tiene sus costumbres, y en España está ligada
históricamente a la cultura del cigarro y la copa, el café o la cerveza.
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