Detalle de una infografía de la Agencia EFE sobre la salud mental. EFE/Archivo
La mitad de las enfermedades mentales comienzan antes de los 14 años y
en la sociedad actual, donde hay una falta de límites y normas, los
adolescentes y niños se encuentran con menos herramientas para gestionar
sus emociones y tolerar la frustración cuando algo le sale mal.
Así
lo asegura la doctora Giovanna Legazpe, psiquiatra de la Unidad de
Salud Mental del Hospital Valencia al Mar y de Ivane Salud, quien indica
que los cambios sociales que afectan al entorno familiar del menor "han
empeorado la situación".
"Los padres dedican hoy menos tiempo a
los niños; existen muchas familias desestructuradas en las que el niño
está en medio de los problemas de adultos y se angustia, o se pueden dar
casos de mucha exigencia que puede provocar ansiedad y estrés",
puntualiza la doctora Legazpe en un comunicado.
Apunta que a este
escenario se une un mal uso de las redes sociales, donde "hay miles de
foros que explican cómo autolesionarse sin que se enteren sus padres,
supuestos juegos online como el de la ballena azul y es un arma muy
fuerte para favorecer el bulling".
"En muchos casos los padres se
quedan fuera, por desconocimiento o por ser una red que no controlan, y
si no hay una vigilancia puede ser peligroso", afirma.
Los
trastornos más habituales en la infancia y adolescencia son de ansiedad,
de estado de ánimo (depresión o trastorno bipolar) o por
comportamientos disruptivos (por ejemplo, el trastorno por déficit de
atención/ hiperactividad o TDAH).
"No hay diferencia entre los
trastornos de ansiedad en los niños y en los adultos , aunque en los
primeros priman los síntomas somáticos, como dolor de estómago o de
cabeza, no querer ir al colegio o trastornos depresivos", indica.
Según
la especialista, "más que cursar con esa tristeza patológica del adulto
cursa con irritabilidad, cambios de humor bruscos, todo le molesta".
Con
respecto al tratamiento, educar a un niño con trastorno mental en un
ambiente que le ayude a hacer su vida de manera más natural "es mucho
más beneficioso".
"Si no atacamos el problema a tiempo esos
síntomas se perpetúan en el tiempo y pueden presentar un trastorno
mental grave en la edad adulta", señala para añadir que los trastornos
mentales tienen grandes repercusiones en el desarrollo emocional e
intelectual de niños y adolescentes, así como en su adaptación social.
Desde
la Unidad de Salud Mental del Hospital Vithas Valencia al Mar se
insiste en la necesidad de prestar atención a cualquier cambio de
comportamiento o de conducta.
"Un niño angustiado o triste se
retrae, deja de salir con los amigos, en casa se encierra en la
habitación, no quiere ir a actividades que antes disfrutaba, no quiere
ir al colegio, evita sitios o reuniones", explica.
A ello,
agrega, "se une irritabilidad más frecuente, dificultad para
concentrarse, autolesiones, trastornos alimenticios como la pérdida de
apetito, consumo de sustancias".
Señala que el estigma y los
prejuicios de muchos padres "son el principal obstáculo" para vigilar la
salud mental de niños y adolescentes.
Por ello, considera
necesario incrementar las campañas de sensibilización y dar visibilidad
"a este problema para que se deje de ver a los niños con un trastorno
mental como 'los raros'", así como dotar a los colegios y los padres de
las herramientas necesarias para saber detectar el problema a tiempo.
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