Imagen de la reunión del president de la Generalitat con la alcaldesa de Bugarra/ FOTO GVATeresa Cervera es una de esas alcaldesas aguerridas, inasequibles al desaliento, que repite el topónimo de su municipio allá donde va y que reivindica mejoras para él ante quien haga falta. Y este jueves su interlocutor ha resultado el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, precisamente para hablar de la dana del fatídico 29 de octubre.
Esta cita ha quedado totalmente solapada por la visita de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, a Valencia para reunirse, a la misma hora y en la sede de Delegación del Gobierno con su delegada, Pilar Bernabé; con su inseparable, en tierras valencianas, ministra de Ciencia y Tecnología y secretaria general del PSPV-PSOE, Diana Morant; y con tres asociaciones de víctimas de la devastadora riada.
Esa reunión ha bloqueado el tránsito por parte del centro histórico de la ciudad y captado la actualidad, aunque luego no hubiera comparecencia de Pedro Sánchez. La otra, la de la alcaldesa de Bugarra –así se llama el municipio de la Serranía que dirige Teresa Cervera-, quedará para un pie de foto como el oficial que ha remitido la Generalitat, para un comentario de tertulia radiofónica o para informaciones comarcales como las que distinguen a El Periódico de Aquí.
No obstante, la temática resulta idéntica; y, en la práctica, la correlación similar. En ambas citas un alto mandatario dialoga con una afectada referente por la riada. Porque Bugarra resaltó aquel dramático 29 de octubre del pasado año como una de las poblaciones más asoladas. Y su alcaldesa lo sufrió horrorizada y, a la vez, con la enorme responsabilidad de dirigir una población de alrededor de 850 vecinos que luchaba por no desaparecer.
Ella y los habitantes de esta localidad soportaron dos días de incomunicación, sin luz artificial ni conexión a internet, y contemplaron atónitos como puentes y campos desaparecían casi por ensalmo. Como si de una pesadilla de la que no se consigue despertar se tratara.
Con esos recuerdos, o con la imagen del agua alcanzando la altura de su cabeza, conversó con el president de la Generalitat, Carlos Mazón, este jueves. Le relató sus vicisitudes y le pidió ayuda como afectada y portavoz de damnificados. Como una más. En una reunión que, pese a su importancia, quedó difuminada, como si apenas hubiera existido. Sus propios protagonistas tampoco se esforzaron en destacarla. No hubo comparecencia posterior de una de las protagonistas ni un ingente grupo de periodistas a la espera de declaraciones. No obstante, sí que existió y tenía su importancia, aunque fuera la ‘otra’ reunión de la dana
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