Monumento fallero a medio plantar. VC
La
suspensión de una fiestas tan multitudinarias como las Fallas, que
son patrimonio de la UNESCO, y la Magdalena, que este año cumple 75
años, suponen un quebranto no sólo anímico sino también económico
muy importante, y no sólo para los amantes de las respectivas
fiestas. Y así va a ser incluso si habláramos, como parece, de un
simple aplazamiento que en todo caso dependerá de la evolución de
la pandemia, puesto que el solapamiento con la temporada turística
estival repercutirá sin duda en los negocios vinculados a ambos
fenómenos.
Turismo
y fiestas
El
turismo es, desde luego, uno de los sectores más afectados. En
apenas dos días tras la cancelación de las fiestas la ocupación
hotelera se ha reducido un 80 % en Valencia y Castellón, mientras
que las agencias de viajes tienen su actividad de contrataciones
paralizada y únicamente reciben cancelaciones, según sus
representantes patronales.
Otro
ejemplo: la Asociación de Guías Oficiales de Turismo (AGOCV) de la
Comunidad Valenciana afirma en un comunicado que “estamos
recibiendo cancelaciones de grupos de turistas extranjeros e incluso
nacionales. Nos vemos obligados a negociar con los clientes para
conseguir que nos paguen gastos de cancelaciones, dado la
irregularidad de la situación y la falta de costumbre ante una
circunstancia de estas características. La temporada alta de los
Guías de Turismo es de marzo a junio, y de septiembre a noviembre,
fechas en las que recibimos más grupos en la Comunidad Valenciana,
nuestra principal fuente de ingresos”.
En
el terreno netamente festero, las pirotecnias están sufriendo la
cancelación de eventos no sólo en la Comunitat, sino en todo el
mundo, y los floristas estiman al menos cinco millones de euros de
pérdidas. Tampoco será menor el perjuicio económico para las
peluquerías de las localidades que han tenido que suspender fiestas.
Economía
global
Pero
esta crisis local, sumada a la global, en realidad está afectando a
muchos más sectores.
De
entrada, la patronal autonómica, CEV, ha pedido a la Generalitat
medidas concretas especialmente para la hostelería, el turismo, y el
comercio.
Algunos
ejemplos son: la supresión de las subidas de impuestos previstas y
aplazamiento de pagos de IVA, IRPF y Seguridad Social; la reducción
de tasas para hosteleros; las bonificaciones o eliminación de las
cotizaciones a la Seguridad Social para contratar temporalmente a
sustitutos para los trabajadores infectados y aislados; la apertura
de líneas de crédito y aplazamiento de vencimientos bancarios;
facilitar el teletrabajo; hacer planes de contingencia para empresas,
especialmente las alimentarias en previsión de problemas de
desabastecimiento. La Generalitat se ha comprometido implementar una
línea de 800.000 euros para implantar el teletrabajo en empresas y a
atender otras reivindicaciones..
La
compra compulsiva de alimentos no perecederos está siendo un
problema añadido, por su acusada componente psicológica. Algunos
lineales de supermercados han sufrido especialmente estos días, pese
al esfuerzo de las empresas para reponer género, incluso suprimiendo
el reparto a domicilio en algunos casos.
Y
es que el miedo es sin duda el mejor aliado de las pandemias. El
pasado 27 de febrero, el naviero Vicente Boluda, presidente de los
grandes empresarios de AVE, ya pronosticaba en uno de los corrillos
de la fiesta de los I Premios El Periódico de Aquí València que el
coronavirus “va a afectar, claro que va a afectar” a la economía
valenciana. Y por entonces la enfermedad sólo se había desarrollado
significativamente en China y países limítrofes.
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