Carlos F. Bielsa. EPDA Vivimos un momento cumbre en la historia de nuestra democracia; la próxima convocatoria electoral debe determinar un gobierno español fuerte y estable que sea capaz de asumir los retos de futuro que tiene pendiente nuestra sociedad, nuestros pueblos y ciudades. En definitiva, en los próximos meses se definirá el rumbo del futuro inmediato de nuestro país; y directamente el de las políticas de bienestar social, de igualdad, de participación ciudadana, de cultura democrática, de transparencia e innovación.
Tenemos que ser capaces de lograrlo; los pueblos han demostrado que son capaces de superar las etapas de endeudamiento, dijimos adiós a la opacidad y la unilateralidad en la gestión pública y encauzamos un tiempo en el que la participación es esencial en la toma de decisiones. Solo mediante el diálogo podremos aspirar a un clima de consenso y concordia, aquel espíritu con el que cimentábamos los pilares de la Constitución, que nos unen a todos los españoles y españolas bajo una tutela homogénea, una ley que nos defiende y nos protege.
La participación tiene que ser el motor de la innovación. Mediante el diálogo razonado, la opinión contrastada y el voto se consigue dar pasos de avance en materia de modernización, de gobierno abierto. Un proyecto al que debemos adherirnos con diligencia para mejorar la convivencia entre colectivos, ciudades y territorios. Desde ciudades como Mislata tenemos clara la hoja de ruta, que no es otra que la de abrir la participación a la ciudadanía y la mirada fijada en marcar objetivos de ciudad inteligente, la smart-city que nos debe fortalecer aprovechando las ventajas de la gran densidad de población, mediante las que debemos demostrar que podemos liderar el desarrollo sostenible.
Para lograrlo debemos unir esfuerzos, trabajar codo con codo, dejar a un lado las brechas que nos puedan separar o enfrentar, y centrarnos en los retos que tenemos en común por delante, porque son muy ambiciosos. Vamos a coger como referentes las buenas políticas que se están llevando a cabo en Europa para establecer estrategias de progreso, de crecimiento imparable, pero sostenible. No debemos dar un paso sin mirar atrás, cuidando el patrimonio y legado cultural de nuestros pueblos, alimentando nuestro entorno natural, nuestro planeta; porque no tenemos otro.
Estoy convencido de que la participación nos llevará a buen puerto, y nos permitirá elegir en cada momento el camino más adecuado para lograr cada una de las metas que nuestra sociedad se ha puesto por delante. La innovación social nos seguirá facilitando un progreso igualitario, con mayores oportunidades de empleabilidad y formación, protegiendo a las personas más vulnerables; todo, con el firme objetivo de garantizar un futuro mejor.
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