Chelo Poveda. /EPDALas tensiones y los belicismos han regresado al contexto internacional. Dos potencias, ambas con un fuerte carácter imperialista, han decidido que el tablero de juego donde van a ensayar sus tacticismos va a ser Europa, otra vez, y mientras tanto Europa titubea. El paraguas de la OTAN parece no cubrir a todos por igual sino más bien cubrir a los intereses de la parte de Atlántico Norte del lejano oeste de las barras y estrellas.
Bueno, en primer lugar decir lo evidente, la paz es el único camino transitable ética y moralmente. Cómo dijo Julio Anguita, "malditas sean las guerras y los canallas que las hacen". Es un imperativo moral ser pacifista, es decir, ser pacifista no solo consiste en ser pacífico sino en ser activamente antibelicista, no ser equidistante cuando se habla de guerra o de paz. La democracia también va de esto, de la resolución pacífica y consensuada de los conflictos.
Ahora hay una nueva guerra, la guerra híbrida. Una guerra caracterizada por causar inestabilidad en otros países a través de ataques cibernéticos, de sanciones económicas y de otro y todo tipo. No disparan balas, cortan la luz, condenan a la miseria. Bien pensado no es una guerra tan novedosa, sino que se lo pregunten a aquellos países que llevan decadas sufriendo bloqueos o deudas perpetuas. Pues a esta guerra que no dispara también hay que decir no.
Apuntaré otra cosa, aunque no creo que sea necesario insistir en ello. Las amenazas y la guerras son malas para las economías. Muy malas para el bienestar. Muy malas para la juventud y el futuro.
Yo no soy una experta en conflictos internacionales, sin embargo son conocidas por todas y todos cuatro cosas: en primer lugar, el gas y las pugnas energéticas entre EEUU, Rusia y la UE son un elemento importante en este conflicto; en segundo lugar, las últimas actuaciones de EEUU y la OTAN han sido una concatenación de graves errores (siendo suave) que nos han costado muy caros (Irak, el 11M, Afganistán, Libia, Siria) y que no han tenido sentido pacífico; en tercer lugar, nadie quiere misiles nucleares apuntando a su casa, y, por supuesto, Putin que es de todo menos ingenuo, tampoco quiere; y en cuarto y último lugar la UE no puede tener una posición tan endeble y dependiente de la OTAN. Es necesaria una postura común europea y fundamentalmente pacifista.
La experiencia y la ética nos conduce hacia la diplomacia, hacia la fraternidad y hacia el antibelicismo. Y por supuesto, Podem Valencia, apuesta decididamente, como toda nuestra formación, por la diplomacia y la paz.
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