La plataforma Tanquem Cofrents, que
agrupa a los principales grupos ecologistas, asi como a sindicatos, y
otras organizaciones de la sociedad civil valenciana ha realizado su
tradicional marcha anual a la central nuclear de Cofrents en la
mañana de ayer, domingo 18 de mayo.
La marcha, que ha transcurrido en un
ambiente festivo desde el pueblo de Jalance al acceso a la central,
ha agrupado a unas 500 personas procedentes en su mayoría de
Valencia, Alicante y Alcoy, desde donde se han fletado autobuses.
Los participantes vestían camisetas
amarillas y negras, y portaban globos de los mismos colores,
aludiendo al símbolo de la energía nuclear. Ha llamado
particularmente la atención un ”dragón nuclear” que ha ido
recorriendo y danzando arriba y abajo por toda la columna de la
manifestación.
Al termino de la manifestación se ha
leído un manifiesto pidiendo el cierre de las centrales nucleares y
la implantación de un sistema eléctrico limpio, sostenible y batato
para el consumidor. También se ha celebrado que la central de Garoña
siga cerrada, y la reciente victoria del movimiento antinuclear en
Taiwan, que ha conseguido con sus masivas movilizaciones que se
paralicen la puesta en marcha de una nueva central nuclear
(Lungmen-3) y la construcción de otra (Lungmen-4) hasta la
celebración de un referéndum sobre su destino. Y finalmente se han
explotado los globos que llevaban, como símbolo del fin de la
energía nuclear.
Portavoces de Tanquem Cofrents han
explicado que consideran especialmente oportuno que esta marcha se
realice en el ecuador de la campaña electoral al Parlamento Europeo,
a cuyo debate quiere contribuir, ya que el modelo del sistema
eléctrico y, en general, energético que va a desarrollar la Unión
Europea es uno de los temas claves del futuro de Europa y de esta
campaña electoral.
Han declarado también que la
ciudadanía española debe decidir si opta por unirse a la vía del
abandono de la energía nuclear, y una transición rápida a un
sistema basado en el ahorro y la eficiencia energética y las
energías renovables, como están haciendo, entre otros, Alemania,
Bélgica, e incluso, en parte, Francia, o apuesta por el modelo
basado en las nucleares, los combustibles fósiles y la marginación
de las energías renovables que defiende el actual gobierno de
España. Un modelo, este último, que, desde luego, no persigue el
bien común, sino seguir manteniendo el estatus quo del oligopolio
energético, para que puedan seguir obteniendo los enormes e
indecentes beneficios de los que han venido disfrutando desde hace
muchos años, aunque sea a costa de la salud y la seguridad de la
sociedad valenciana y de las generaciones futuras.
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