Una imagen de María Jesús M.C., conocida como Maje o como "la viuda negra de Patraix". EFE Los policías que investigaron la muerte a puñaladas de Antonio Navarro en el barrio de Patraix de València en agosto de 2017 comenzaron casi desde un primer momento a sospechar de la viuda de la víctima, María Jesús o Maje, debido a que identificaron incongruencias entre la tristeza que manifestaba tras el crimen y la conducta que mantuvo durante su primera declaración, a lo largo de la cual chateaba continuamente, según ha declarado este viernes en el juicio contra la viuda la inspectora jefe de homicidios de València.
El juicio contra María Jesús M.C., conocida como Maje o como "la viuda negra de Patraix", y su amante, Salvador R., por el asesinato del marido de ella, que fue apuñalado en su garaje de la calle Calamocha de València comenzó el pasado miércoles, primero con la elección de los miembros del jurado, cinco mujeres y cuatro hombres, y luego con la lectura de los escritos de las acusaciones y de las defensas.
Después de que en la primera jornada el magistrado presidente del tribunal decidiera aplazar las declaraciones de los dos acusados para el final del juicio, la vista de hoy se ha dedicado a la declaración de la inspectora jefe del grupo de homicidios que se ocupó del caso, además de otros agentes.
La inspectora ha declarado que los agentes de su grupo concluyeron inmediatamente después de enfrentarse al cadáver que no se trataba de un robo, porque la determinación con la que había sido atacado indicaba “que habían ido a matarle”. Así lo ha explicado la inspectora a preguntas del fiscal, a quien ha relatado también que, consiguientemente, buscaron algún elemento extraño en la vida de la víctima.
No hallaron ni deudas, ni adicciones, ni infidelidades, pero sí vieron una conducta "extraña" en la joven viuda: “en cuanto paraba de declarar, cogía el móvil y chateaba”, ha explicado la policía, antes de añadir que Maje manifestó en su declaración que él era muy controlador con ella, que era posible que hubiera visto a alguien robando y se hubiera enfrentado a él, porque tenía un carácter muy fuerte, e incluso que a lo mejor tenía una relación con una compañera de trabajo.
Cuando una amiga de Maje, Rocío, les habló de uno de los amantes de la chica, y ella al saberlo cambió su declaración, abrieron esa posible línea de investigación y pidieron la intervención del teléfono de la viuda, una intervención que inicialmente puso de manifiesto que ella hablaba en términos despectivos de la víctima y de su familia en determinadas conversaciones, mientras en otras hacía lo contrario.
Más tarde, esa intervención conduciría a la grabación de una conversación fundamental, la del 8 de noviembre, cuando hizo su aparición Salvador R., el otro acusado, hasta entonces desconocido para los investigadores.
“Creo que al final te vas a querer alejar de mí, porque yo siempre te lo voy a recordar”, le decía entristecido Salvador a Maje. Y luego añadió: “ayer me dio un bajón bestial y hablé con la policía”. Fue la reacción de alarma de ella ante esa confesión, y el hecho de que poco después quedaran para hablar ante las sospechas de que “me estén investigando” por parte de la sospechosa, lo que confirmó que se encontraban ante los probables autores del crimen, según la interpretación policial.
Intervinieron entonces un segundo móvil, ha explicado la inspectora jefe. Y de ese segundo móvil, el de seguridad entre Maje y Salva, surgiría otro indicio, una nueva conversación en la que hablan de que la Policía ya había identificado al autor.
Una nueva cita en persona entre ambos determinó la vigilancia policial y una grabación (que técnicamente resultó defectuosa). Finalmente, el 10 de enero se produjeron las detenciones. Y ambos colaboraron con la Policía y asumieron, en una u otra medida, su relación con el crimen, aunque mucho más claramente en el caso de Salvador, que confesó haber sido el autor material, inicialmente exculpándola a ella.
Así, mientras Maje declaró que nunca creyó que las fabulaciones sobre el asesinato de Antonio que mantuvo con Salvador fueran a terminar en crimen, y añadió que luego tuvo miedo de denunciar a su compañero de trabajo y amante, él asumió que se escondió para matar a Antonio y señaló a los agentes dónde estaba el cuchillo utilizado para el asesinato, que ellos pudieron así recuperar.
Javier Boix, el abogado defensor de la acusada, ha preguntado a la inspectora por los asuntos económicos de Maje y la funcionaria ha relatado que tuvo constancia de la mala relación entre la familia de ella y la de Antonio, porque la madre de ella le llegó a pedir un préstamo de 30.000 euros a su yerno y él no accedió.
Además, ha recordado que Vicente, el hermano de Antonio, le comentó que la madre de Maje le había pedido los 30.000 euros que ellos habían puesto para la compra del piso que la pareja compartía (el 80 % del piso era de Antonio y el 20 % de Maje) en el mismo entierro de la víctima.
La inspectora, tomando como base las declaraciones de los amigos de Antonio y un mensaje hallado en el móvil de la víctima, ha negado que este fuera un hombre dominante y controlador, y ha recordado que fue él quien le recriminó a ella haberle puesto “la mano encima”.
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