El fútbol es un importante motor económico en Europa. /EPDA Entre las cinco grandes ligas europeas la Premier inglesa y la Bundesliga alemana ocupan año tras año las primeras posiciones de asistencia a sus estadios (más del 90 % temporada tras temporada), por encima de la Liga española y la francesa (70 %). Así, la mejor página de pronósticos deportivos vaticina los resultados más probables para cada encuentro y atrae a cientos de aficionados.
Por otra parte, alemanes e ingleses llenan sus estadios, pero su éxito se basa en modelos diferentes. Mientras que los clubes alemanes no han subido las entradas a pesar del aumento de la demanda del público; la Premier, con un reparto de los derechos de televisión más equilibrado, ha generado una competición más igualada que despierta más interés entre sus seguidores y, por lo tanto, mayor afluencia a los estadios. Esto último ha hecho que esta competición futbolística haya contribuido con 7.600 millones de libras (9.100 millones de euros) a la economía británica justo antes de la pandemia. De hecho, tan solo 30 países a nivel mundial producen el PIB que el negocio del fútbol mueve anualmente.
El negocio del fútbol
Este deporte mueve miles de millones de euros en actividades como traspasos de jugadores, publicidad y asistencia a los estadios, además de otros negocios derivados de la popularidad del mismo. Es lógico, por tanto, que muchos aficionados busquen en internet pronósticos de fútbol para hoy (enlace) con los que hacer sus apuestas y obtener un beneficio.
Por otro lado, un informe de la UEFA describe que en la temporada 2018/2019, justo antes de la pandemia, aproximadamente el 75% de los clubes de las cinco (España, Francia, Inglaterra, Italia y Alemania) grandes Ligas europeas consiguieron 626 millones de euros en beneficios. Solamente por derechos de retransmisiones internacionales la Premier League (1.526 millones) y LaLiga (897) se embolsan cantidades extraordinarias.
Por lo tanto, no solo se trata de unos de los deportes más populares del mundo, sino también de los más rentables. De ahí que tener un club de fútbol se haya convertido en uno de los negocios más lucrativos y que empresarios, oligarcas y gobiernos estén interesados en utilizarlo para conseguir sus propios fines. Por eso, de esta ambición desmedida surgen situaciones que rozan los límites morales.
La deriva del deporte estrella
A los dueños de los clubes, jugadores y federaciones internacionales parece no importarles jugar en estadios que han sido construidos con trabajadores en condiciones casi de esclavitud. El negocio del fútbol es capaz de blanquear a países como Arabia Saudí, Qatar, Azerbaiyán o China, donde los derechos humanos brillan por su ausencia.
El dinero y el poder están por encima de la moral y por eso el fútbol europeo no duda, por ejemplo, en conceder un Mundial a Qatar ignorando las responsabilidades que ello conlleva. Los equipos promocionan nombres de cualquier compañía que invierta, productos cuya procedencia no se tiene en cuenta y países de dudosa reputación solo porque aportan dinero.
Desde monarquías absolutistas hasta inversores privados pasando por oligarcas, empresas multinacionales o familias multimillonarias, todos quieren invertir en este antiguo juego de pelota. Los dueños de los clubes miran hacia otro lado cuando se trata de dinero, por lo que la procedencia del mismo es algo que no se tiene en cuenta.
Un claro ejemplo de lo anterior es el caso de Italia, donde el fútbol para millones de aficionados es un patrimonio equiparable a las ruinas de Pompeya, sin embargo, el 70% de las acciones del Inter de Milán las compró en 2016 el grupo de electrónica chino Suning Commerce Group por 270 millones de euros.
Otro caso es el Manchester United, que fue adquirido en 2005 por la familia estadounidense Glazar por 790 millones de libras de
aquellos años. Desde 2012 cotiza en el New York Stock Exchange y vale unos 3.250 millones de dólares (2.900 millones de euros).
En Alemania, en cambio, el mítico Bayern de Múnich reparte su propiedad con sus aficionados (75%) y con Adidas, Audi y la aseguradora Allianz.
Todos los ejemplos anteriores vienen a demostrar que hoy en día el fútbol es mucho más que un deporte tradicional que mueve masas, pues lo que más que mueve son miles de millones de euros. Además, el fútbol siempre es atractivo, puesto que aporta poder, estatus y al parecer está de moda poseer un equipo entre los grandes inversores.
Esperemos que este juego que tiene cientos de años de antigüedad no muera de éxito ni arrastre consigo a los millones de aficionados que lo practican y lo siguen por todo el mundo. La desaparición de los pequeños clubes es un síntoma de su decadencia, aunque también podría llamarse transformación o modernización, todo depende del punto de vista desde el que se observe.
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