Iván Esteve, Merche Sanchís y Enrique. Foto: EPDA.
La experiencia es un
grado, así lo han reconocido todos los atletas asistentes, y se nota en un
espacio para las inscripciones más amplio, acorde a las necesidades de unos
atletas que en muchos casos llegan cargados con mochilas a la mesa de
inscripción y de ahí se marchan a cenar y dormir, para estar listos a las 5 de
la madrugada, hora en que hay que pasar el preceptivo control de materiales:
una prueba de 93 kilómetros exige unas rigurosas medidas de control, sobre todo
por la propia seguridad de los
corredores.
El Espai Jove, además de
la comodidad para las inscripciones, aporta una sala adecuada para la
presentación oficial: pantalla gigante de proyección, buen sonido, iluminación…
en fin, esos detalles que en ocasiones se echan en falta cuando uno quiere
mostrar a los demás cómo fue la carrera de la última edición o, mejor aún, cómo
se lo montó hace 25 años para subir al Himalaya… y ser el primer valenciano en
conseguirlo.
De todo ello se ha
hablado en una tarde en la que imagen más habitual es el saludo efusivo y el
abrazo cariñoso entre colegas, corredores que llevan tiempo sin verse, o quizá
no tanto, pero que se sienten felices de ver caras amigas a su lado, para
compartir una prueba en la que hay vencedores y vencidos, pero eso no es lo
importante: cuando se trata de un ultrafondo, uno corre contra sí mismo, contra
los límites de su organismo, contra la propia naturaleza humana… busca un
techo, quiere superarse a sí mismo, lo de menos es que haya otros delante o
detrás, lo importante es llegar.
La presentación ha
contado con dos proyecciones de vídeos con imágenes de la salida y la prueba
nocturna del año pasado (al inicio), y de la llegada y entrega de premios (al
final). Entre ambas proyecciones, las palabras de bienvenida de la alcaldesa,
Merche Sanchis; junto al presidente del Club Atletismo Puçol, Iván Esteve; y el
director técnico de la prueba, Enrique Castelló.
Todo rápido, breve,
dinámico. Hay prisa por dejar los preparativos atrás, hay que dormir pronto y
levantarse muy, muy temprano. La salida es a las 6 de la madrugada… y por
delante hay de 10 a 20 horas de carrera por la montaña, entre Puçol y Andilla,
en función de las cualidades de cada uno.
Tras las proyecciones,
Rafa Vidaurre, el primer valenciano que subió al Himalaya hace 25 años, ha
explicado su aventura. Sus palabras han ido acompañadas por fotos de la
histórica subida al Nanga Parbat junto a Miguel Gómez y Moisés García. No, no
es un ultrafondo, como él mismo ha reconocido, pero las imágenes hablan por sí
solas de la dureza de la ascensión.
Por último, Enrique
Castelló ha dado un repaso a los aspectos técnicos de la prueba que comienza a
las 6 de la madrugada. Un repaso algo desordenado, quizá por la enorme cantidad
de datos, quizá porque muchos ya se impacientan por la cena.
Al acabar, muchos salen
juntos a cenar. Luego a dormir en el Palau d’esports, una iniciativa del
Ayuntamiento de Puçol que ha sido acogida con una sonrisa de oreja a oreja por muchos.
Aunque no todos duermen sobre el duro suelo, algunos prefieren un hotel cercano
(seguro que van a pasar la noche mucho más “calentitos”), mientras que los doce
corredores de Puçol y algún otro prefieren descansar en su cama (no hay nada
como la almohada de cada uno).
Lo que llama la atención
al curioso, al visitante ocasional o al reportero de turno es la camaradería
que se respira entre todos. Algunos ya dan por hecho que va a ganar tal o cual
corredor, pero éstos ni se inmutan, prefieren pensar en acabar la prueba.
Nada más y nada menos.
La misma aspiración
compartida por los 288 inscritos. Nadie piensa que el de al lado es un
contrincante y mucho menos un enemigo. Las imágenes que llegan de otros años
son de apoyo, de ayuda, abrazos, ánimos, lágrimas compartidas…
Pocas veces un deporte
puede hacer mayor honor a la esencia de su nombre: la deportividad.
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