Varios operarios trabajan en la estructura del hospital de campaña de València. EFE Las nuevas formas de relacionarse entre los trabajadores y con los clientes a las que obliga la crisis sanitaria del coronavirus, la detección rápida de las fuentes de contagio y las funciones que debe cubrir un empleado para sustituir a otro son cuestiones que deberán incorporarse a partir de ahora a la prevención de riesgos laborales en las empresas.
Así lo asegura en una entrevista con EFE el catedrático de Psicología Social y de las Organizaciones de la Universitat de València e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) José María Peiró, quien se ha referido de esta manera a los nuevos riegos derivados de las nuevas condiciones de trabajo, que se irán concretando conforme avance el tiempo en las distintas actividades y sectores productivos.
El trato con los clientes va a ser un foco de mayor atención en los próximos meses, además de las distancias entre personas y la detección de las posibles fuentes de contagio con, por ejemplo, la incorporación a los servicios de salud de las empresas de sistemas para diagnosticar la enfermedad.
"Habrá que desarrollar muchos elementos creativos que serán específicos para cada actividad en función de los riesgos que emerjan de una nueva forma de trabajar y relacionarnos", ha asegurado Peiró.
A estas nuevas formas de relación se sumará la "revaloración" de los puestos de trabajo, ya que cuando se reorganiza un sistema de trabajo que implica cambios importantes se han de analizar los riesgos y elaborar un plan de prevención al respecto.
Sería el caso de las empresas que reduzcan personal y los trabajadores presentes tengan que cubrir las funciones de otros, ya que habrá que prevenirles sobre los riesgos laborales de sus nuevas funciones.
El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo ya se está planteando las nuevas estrategias y normas o procedimientos de actuación en este sentido, ha afirmado el catedrático de Psicología Social.
"Por una parte vamos a tener que introducir en nuestros hábitos una serie de comportamientos diferentes que prevengan el contagio y, por otra, después de la situación de crisis, habrá que implementar sistemas de detección y diagnóstico rápido mediante test", ha asegurado.
También habrá de tenerse en cuenta los riesgos derivados del teletrabajo en la medida en que pueda mantenerse, si bien en unos niveles menos radicales que actualmente.
El catedrático de la Universitat de València ha advertido de que la crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto necesidades de formación para los trabajadores centradas en competencias transversales, como es comunicar mejor la situación a pacientes y familiares en el caso de los profesionales sanitarios, y saber gestionar las propias emociones y poder manejar las de otros mediante inteligencia emocional.
Saber gestionar los conflictos o la incertidumbre, saber trabajar en equipo en situaciones excepcionales y de urgencia, facilitar la colaboración dentro de un equipo y trabajar en la dirección de las decisiones que se hayan adoptado, y poder cubrir roles de otros trabajadores también son cuestiones para las que habrá que dar formación.
"En situaciones como esta se ponen de manifiesto las habilidades personales y de trabajo en equipo, y se ha de reforzar la formación de los trabajadores en cuestiones que no son técnicas", ha añadido.
Peiró señala a modo de ejemplo una investigación en curso sobre uno de los grupos de mayor nivel de riesgo de accidente, los inmigrantes, y su formación básica en competencias transversales sobre el idioma, el trabajo en equipo o la capacidad de tomar decisiones cuando se aprecia riesgo.
Ahora mismo, señala, se identifican dos ámbitos de riesgos psicosociales: los derivados del teletrabajo en cuanto a la falta de recursos en el hogar, la falta de preparación y la falta de organización; y el miedo al contagio de los trabajadores de actividades esenciales, que supone un sobreestrés que puede producir "agotamiento emocional".
Esos riesgos psicosociales que pueden sufrir los sanitarios o los empleados de un supermercado pueden conducir a riesgos para la salud, ya que el sobreestrés puede incrementar los errores.
"Ellos están en primera fila y, aunque están preparados, se han visto desbordados por falta de recursos o por exigencias de la reorganización que plantea una situación de sobrecarga y sobredemanda de los servicios", explica.
Se está viviendo una situación "muy excepcional" para la que haría falta más preparación, aunque la respuesta, ha destacado, "está siendo magnífica, y de entrega y vocación".
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