Libro de la psicóloga Cristina Cortés. EPDACuriosamente,
en este momento de alerta
y alarma, cuando nos
encontramos
con
la soledad del
aislamiento surgen
numerosas iniciativas
colectivas que nos hacen
sentirnos parte de algo
muchomás grande que va
más allá de los muros de
nuestras casas.
Es sobrecogedor ver
iniciativas individuales y
colectivas de ayuda y
apoyo que vencen las
barreras y los limites de
los edificios.Los
aplausos, tamborradas
colectivas y otras
muestras de solidaridad se
convienen en puntos de
encuentro grupales que nos
recuerdan que somos muchos
y que hay grupos luchando,
apoyando en primera línea
frente a este enemigo
invisible.
En un momento en el que el
abandono y la soledad
parecían ser la epidemia
de nuestra sociedad
vivimos esta crisis
global. Estábamos lidiando
con niños solos, sobre
atendidos por la
tecnología, con padres
sobre ocupados que
regulábamos el estrés con
las redes y no veíamos las
necesidades inmediatas de
los nuestros. No nos
percatábamos del abandono
próximo en el que todos
estábamos bailando en
solitario, sin autenticas
redes de contacto y de
repente surge esta crisis
con su posibilidad de
cambio. Los padres nos
encontramos en casa
forzosamente, no hay
escuelas, no hay aulas
infantiles, nos vemos
obligados a convivir, a
relacionarnos, a mirarnos
dentro de la distancia de
seguridad. Compartimos
espacios y en esos
espacios compartimos
nuestros estados. Como
adultos tenemos que
regular nuestro malestar
no solo porque se
benefician de ello las
personas que están a
nuestro alrededor sino
porque nosotros somos los
primeros enbeneficiarnos
de ello. La distancia de
seguridad no nos protege
del contagio emocional.
En estos días he escrito
un cuento sencillo
ilustrado por los abuelos,
hijos y nietos de una
familia de artistas
creativos, a la que
pertenezco. En él intento
dar respuestas a preguntas
sencillas realizadas por
amigas o familias con las
que trabajo y propongo
algún recurso de
regulación emocional para
jugar, crear y desarrollar
con nuestros hijos.
Tenemos una
oportunidad de
desarrollar red,
comunidad y apoyo a
pesar del aislamiento y
aprender a manejar esa
emoción tan complicada
que es la percepción de
abandono y soledad.
Cuéntame
cuando sí anidé en una
tripa y sí nací busca,
mediante el lenguaje
metafórico y las
ilustraciones con fondo y
trasfondo marino,
trasladarnos al inmenso y
profundo azul obscuro de las
emociones, sobre todo a ese
paraje emocional donde se
esconden, se arrinconan,
necesidades y emociones
básicas no cubiertas de
afecto, calor, sosiego y
seguridad.
Desde lo simbólico, muestra
cómo cuando los cuidadores
del presente (padres
adoptivos, familias de
acogida...) descubren esos
estados carentes infantiles,
se propicia la conexión o
reconexión. Ser descubiertos
por el exterior y por uno
mismo facilita salir a la
superficie e interesarse por
la vida y por los demás.
Cristina Cortés
Viniegra Es psicóloga
infantil especializada
en desarrollo y trauma.
Imparte formación
a familias y
profesionales. Destaca su
actividad como directora
del Centro de psicología
de la Salud Vitaliza y
como formadora en trauma y
apego infantil.
Se considera una narradora
de cuentos. En su infancia
estuvo rodeada de
contadoras de historias
que deleitaron su niñez.
Los cuentos forman parte
de su intervención
terapéutica, siendo un
medio para desplegar
emociones, preguntas y
anhelos, además de ayudar
a la construcción de las
narrativas que integran
las experiencias.
Es autora del libro Mírame,
siénteme. Estrategias
para la reparación del
apego en niños mediante
EMDRy del libro
ilustrado ¿Cómo puedo
salir de aquí?
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