Mujer en labores rurales. EPDA La Red de Centros Dona Rural, dependiente de la Vicepresidencia y
Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, ha atendido en sus
primeros seis meses de funcionamiento a un total de 320 mujeres que han
sido víctimas de maltratos físicos i/o psíquicos, abuso sexual, agresión
sexual y acoso sexual en el ámbito laboral.
Así lo ha
explicado la directora general del Institut Valencià de les Dones, María
Such, quien ha señalado que el trabajo realizado con estas mujeres
evidencia algunas particularidades que diferencian el ámbito rural del
urbano, y entre ellas ha destacado "una violencia oculta que las
profesionales afloran gracias al trabajo conjunto y coordinado con otros
agentes que intervienen con las mujeres".
En este sentido,
ha añadido que en un entorno rural "se normalizan conductas que junto
con una mayor presión ambiental son difíciles de identificar como parte
estructural de la violencia de género, conocida esta forma como
violencia simbólica"
La red de centros rurales se puso en
marcha el pasado mes de abril con un doble objetivo, por un lado "dar
atención integral y especializada a las mujeres víctimas de malos tratos
y visibilizar la violencia machista en las zonas rurales y de
interior", y por otro trabajar la prevención y la promoción en materia
de igualdad, ha indicado Such.
Los datos obtenidos durante
estos primeros meses confirman lo que ya apuntaba el 'Estudio de las
mujeres valencianas en el ámbito rural con perspectiva de género', que
sirvió de base para la puesta en marcha de este servicio, y que apuntaba
que la violencia simbólica y el control social se intensifique en el
ámbito rural.
"La ruralidad es un concepto muy complejo que
no solo va ligado a poblaciones de tamaño reducido, sino que se refiere
también a un estilo de vida, una mayor distancia de los contextos
urbanos y un acceso general más complicado a ciertos servicios", ha
señalado la directora del Institut Valencià de les Dones.
Such
ha añadido que este es el motivo por el cual el servicio está compuesto
por unos equipos itinerantes, que se coordinan desde cuatro bases fijas
ubicadas en las localidades de Elda, Yátova, Segorbe y Sant Mateu, y
cuentan con una plantilla total de unas 50 personas entre psicólogas,
trabajadoras sociales, abogadas, educadoras sociales y técnicas de
integración social.
Such ha resaltado especialmente este
papel "itinerante" del servicio, lo que "les permite acercarse hasta
localidades más pequeñas situadas en estas comarcas, ofreciendo así un
servicio necesario de atención a las mujeres.
La directora
general del Institut Valencià de les Dones ha valorado la acogida
recibida por este nuevo servicio rural e itinerante, lo que demuestra
que "existía una necesidad de un servicio que pudiera llegar hasta
aquellas zonas más alejadas de los núcleos urbanos más grandes y de las
zonas costeras".
El estudio previo a la puesta en marcha de
la red evidenciaba que, aunque en el ámbito rural existe un rechazo
frente a la violencia machista similar al que existe en las ciudades,
las mujeres que residen en municipios de interior están sujetas a un
mayor control de la comunidad, ya que "las opiniones y creencias
comunitarias tienen más peso frente a las individuales".
Por
este motivo "tienen una menor percepción de las formas discriminatorias
y existen menos oportunidades laborales, lo que las aboca a mayores
desigualdades socioeconómicas y carecen de servicios especializados en
materia de violencia de género", ha indicado Such.
Ante
esta realidad se consideró necesario articular este recurso cuya función
es, por un lado, dar atención especializada a las mujeres víctimas de
violencia machista y sus hijos e hijas y, por otro, ofrecer ayudas para
la transición hacia una vida independiente y lucha contra la
feminización de la pobreza.
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