José Enrique Aguar, Presidente Nacional de Contigo Somos Democracia y candidato a la alcaldía de València
Ayer fue un día para celebrar para la Comunitat Valenciana. Por fin el Congreso aprobó la reforma del Estatuto Valenciano que incorpora una disposición adicional para que las inversiones del Estado en nuestra autonomía sean equivalentes al peso demográfico real.
Se ha tardado siete años en sacarla adelante, algo que debería avergonzar a todos y cada uno de los partidos y representantes. Si la modificación era legal, que lo es, y si era buena para la Comunitat Valenciana, que lo es, nada absolutamente justifica que haya estado siete años durmiendo el sueño de los justos en Madrid.
Y de esto hay dos responsables máximos: PSOE y PP. Igual que hubo acuerdo en les Corts para llevarlo adelante y que ahora han votado a favor en el pleno del Congreso, deberían haber agilizado el trámite varios años. Eso demuestra dos cosas: que nuestros representantes valencianos en Madrid pesan lo mismo que una pluma y lo que le importaba e interesaba a Rajoy antes, y a Sánchez ahora, el bienestar de los valencianos fuera de los quince días de una campaña electoral: nada.
Más penoso resulta el papel de Ciudadanos, si no conociéramos la deriva ideológica y de principios de los de Rivera. Ayer, todo el Congreso excepto los diputados de Ciudadanos votaron a favor de la reforma del Estatuto valenciano. Hasta los nacionalistas vascos y catalanes votaron a favor. Y los de naranja se abstuvieron.
Escuchar a Toni Cantó defender lo indefendible después que hace un mes pactaran el texto con el resto de partidos y estuvieran de acuerdo fue tan patético que retrata a un partido que se mueve a golpe de viento electoral, de encuesta y que tendrá que venir a Valencia a explicar por qué no querían sacar adelante esta modificación del Estatuto.
La deriva de Ciudadanos retrata a un partido capaz de defender una cosa y su contraria en cinco minutos.
La financiación de la Comunitat Valenciana es algo en lo que históricamente los valencianos hemos sido injustamente tratados.
Y bien es cierto que esta modificación del Estatuto no va a traer de la noche a la mañana el maná del dinero, tampoco hay que engañar a la ciudadanía. Pero es justo que una parte de las inversiones y transferencia del Estado se haga a las autonomías por su peso demográfico, además de por otros factores. Y ahí los valencianos hemos salido perdiendo año tras año, legislatura tras legislatura.
En las próximas elecciones municipales y autonómicas va a estar en juego no sólo el color del gobierno, sino una forma de gobernar. Habrá que elegir, entre otras cosas, entre opciones que se pliegan a los intereses de Madrid despreciando a su vecinos valencianos, u otras en las que en cada administración y territorio se defiendan los intereses de los ciudadanos, sin hipotecas de partido ni instrucciones que lleguen desde Madrid.
En Contigo Somos Democracia tenemos muy claro que en cada pueblo, en cada ciudad y en cada administración defenderemos lo mejor para nuestros ciudadanos. Sin que nadie nos dicte ni condicione, porque los valencianos deben ser lo primero.
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