Eduardo del Pozo Querol /EPDA
El cambio climático junto con algunas infraestructuras construidas por el ser humano, según los expertos, provocan la pérdida de arena en nuestras playas, teniendo como consecuencia la regresión del litoral valenciano. Las quejas de ayuntamientos y vecinos se multiplican, y el turismo, miles de empleos y el 15% de nuestro PIB, están en riesgo.
La problemática de nuestro litoral es extensiva también a conjuntos urbano-costeros tradicionales, como Torre la Sal y Les Casetes de Nules, al considerarlos la Dirección General de Costas en su interpretación de la Ley 22/1988, como pertenecientes al dominio público marítimo-terrestre, dejándolos en el limbo de la desaparición. Hemos reiterado en Les Corts la necesidad de la modificación de la Ley de Costas, no podemos destruir nuestra historia, al revés, debemos protegerla y embellecer su entorno. Por si la normativa estatal no se modificara, propusimos que, de forma subsidiaria y simultánea, la Generalitat activará los trámites administrativos para proteger los dos enclaves, acogiéndolos a la ley 4/1998 de Patrimonio Cultural Valenciano.
Hace unos días, mientras Ximo Puig reconocía en Almenara la necesidad de proteger la costa con espigones y escolleras, en Les Corts, su Botànic, es decir, PSPV, Compromís y Podemos, votaba en contra de abrir una mesa de diálogo con representantes de la Dirección General de Costas, la Generalitat, Ayuntamientos y Asociaciones de Vecinos, para revertir la situación en el litoral valenciano. También votaron en contra de que se colaborara con los Ayuntamientos que desearan ejecutar partidas presupuestarias para evitar la regresión de sus playas (que pregunten a los cientos de vecinos que se manifestaron en la Playa Morro de Gos, de Oropesa), también se opusieron a que se elaborarán proyectos para solicitar fondos europeos, con el único objetivo de proteger la costa valenciana de su regresión. Nuestra costa necesita elementos de protección contra la acción del mar, perdemos territorio, pero el Gobierno valenciano voto en contra.
Las políticas sectarias y populistas tergiversan la realidad, solo contemplan su visión y solución, obvian todo lo que les rodea, el diálogo es entre sordos y el mundo, se circunda al suyo propio.
El sectarismo y el populismo es retrógrado y te encasilla socialmente, consiguiendo que una parte de los ciudadanos, trasvase su soberanía, a las políticas que representan. Las consecuencias, polarización y frentismo social.
Debemos de revertir la regresión del litoral valenciano y la política en general, que debe ser de servicio público y tener un solo fin, la búsqueda del interés general.
Mejor nos iría a todos si cuando nos acercamos a las urnas, hiciéramos un análisis político de toda la legislatura y dejáramos de tener una memoria tan cortoplacista, porque los últimos meses, siempre, los pintan de rosa.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia