Caballos y toros por la tierra mojada de la calle Colón
Los caballistas recogiendo el recuerdo de su participaciónLa
lluvia fue la indeseada protagonista de la séptima y última entrada de toros y
caballos que hoy se ha celebrado en Segorbe.
La
tormenta que estaba amenazante sobre la comarca del Palancia, comenzó a
descargar en forma de agua, no muy intensa pero constante, a partir de las
13:40 horas, empapando la tierra del recorrido por donde discurre el peculiar
encierro. Los jinetes comenzaron a probar su superficie por el peligro de
deslizamiento y finalmente decidieron participar en la entrada, aunque, dado
que la lluvia persistía, pidieron que se realizará lo más pronto posible y el
ayuntamiento accedió, por lo que, por primera vez en muchos años, la entrada se
llevó a cabo cinco minutos antes del horario previsto, las dos de la tarde.
Afortunadamente
la carrera se desarrolló con toda normalidad en cuanto a caídas de animales,
pero sí se vio alterada por la salida de un toro castaño y listón que sin salir
en primer lugar de los toriles de la torre del Bochí, adelantó a sus compañeros
y se lanzó a tumba abierta y en solitario por el pasillo que iban dejando los
espectadores. La reacción vino de la mano del jinete José Antonio Fernández que
espoleó su montura hasta llegar a la altura del morlaco, acompañándolo
posteriormente hasta la plaza.
Varios
metros detrás se continuaba la entrada con las monturas de Ramón Ardit y
Alfonso Alandí; un grupo de tres toros colorados, flanqueados por Esther Puchol,
Fernando Zarzoso, José Ramón Alandí y Carlos Guillen; y otros grupo de dos
toros y el manso, con Roberto Fernández, Luis Aparicio, Sergio Carot y Andrés
Berbís, cerrando el grupo.
Ramón
Ardit Punter y Sergio Carot, se referían al peligro de la carrera por el el
agua que estaba cayendo. “Yo –apuntaba Sergio- iba con cuidado de evitar los
regueros del agua entre la tierra de la calzada, porque no sabía muy bien si la
lluvia había descarnado el pavimento, con lo cual el peligro de que los cascos
de los caballos patinen, es tremendo, pero no ha ocurrido y ha salido todo
bien”.
A
pesar de las inclemencias meteorológicas, el público llenaba la calle de Colón
y tan sólo los paraguas permanecían abiertos en las tribunas y en los
entablados de la plaza de toros. Algunos espectadores manifestaban su
agradecimiento a los caballistas por la decisión tomada y por la valentía de
haber realizado la entrada en tan malas condiciones. Ángel Palomar señalaba que
“No ha sido la más bonita pero a
los segorbinos nos ha parecido la mejor”.
Poco
antes del comienzo de la entrada, los servicios sanitarios tuvieron que atender
a una persona que padeció una lipotimia por bajada de tensión hacia la mitad
del recorrido. El afectado fue atendido en el lugar donde quedó desvanecido y
posteriormente trasladado al hospital de campaña instalado en el patio del
Palacio Episcopal.
No
ha sido esta la única persona atendida por los servicios sanitarios ya que
durante la madrugada y con motivo de la exhibición de las vaquillas con cuernos
enfundados, fueron atendidos dos jóvenes con sendas cogidas en la plaza de
toros, uno de ellos con una herida en la cabeza con pronóstico reservado.
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