Las
lluvias de los últimos días apenas han conseguido aliviar la escasez
pluviométrica causada por los tres años consecutivos de
sequía que arrastra la
Comunitat Valenciana. Por esta razón, los
agricultores continúan sufriendo
importantes restricciones en el suministro de agua de riego que llegan al 40%
en las comarcas más afectadas, según un estudio realizado por la Asociación
Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA). De nuevo, esta circunstancia se traduce
en un
encarecimiento de los costes de producción derivados de la necesidad de
aumentar tanto el número de riegos como la duración de los mismos, así como en
una reducción de las cosechas por el estrés hídrico que sufren los árboles.
Las localidades de Cheste,
Chiva y Godelleta, en la Hoya de Buñol, siguen con restricciones sobre el
caudal de agua para riego de entre un 30% y un 40% en comparación con un año
hidrológico normal. Entre los tres términos la superficie afectada abarca las
4.500 hectáreas, siendo los cultivos más perjudicados por la escasez de agua
los cítricos y el caqui. Asimismo, en la zona septentrional de La Ribera Alta
hay poblaciones como Turís donde se destina por fuerza un 15% menos de agua que
antes del verano, una coyuntura excepcional que castiga, entre otros, a
viñedos, cítricos, frutales, caquis y hortalizas. En las comarcas litorales
existen casos puntuales y aislados de pozos que este verano han terminado por
secarse, por lo que los regantes afectados se ven obligados a utilizar los
recursos hídricos de las comunidades cercanas.
De este modo, 2015
constituye otro año más en el que los agricultores valencianos tendrán que
lamentar sobrecostes energéticos que AVA-ASAJA cifra en torno a 40 millones de
euros. La sequía, unida a las olas de calor y a los temporales de granizo, han
provocado igualmente mermas del 20% en la cosecha global de cítricos
–hasta un 40% de descenso en las mandarinas extratempranas– y del
15% en la producción de uva respecto al aforo medio de los últimos cinco años.
Tampoco están escapando a los efectos de la sequía los cultivos de secano,
sobre todo los cereales, y los sectores ganaderos, que ven sumar los gastos de
alimentación.
Para AVA-ASAJA, ni el Plan
Hidrológico del Júcar ni el reciente Decreto de Sequía están ofreciendo una
respuesta suficiente para cubrir las necesidades de los regantes valencianos.
La organización agraria reivindica una política hidráulica objetiva, solidaria
y de Estado, que cuente con el consenso de los principales partidos políticos.
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