La cocina más exigente traslada sus
fogones al Festival de televisión de la vigente Capital Verde Europea de la
mano del chef Alberto Chicote, uno de los cocineros más reconocidos a nivel
estatal y el elegido por La Sexta para llevar a cabo el remake de ‘Pesadilla en
la cocina’, una de las apuestas más potentes de su parrilla para esta temporada
y que la cadena emitirá próximamente.
Un proyecto que el restaurador español
aceptó nada más recibir la propuesta de la cadena, porque sentía el deseo de
formar parte de una iniciativa que él ya admiraba tras haber visto en antena la
versión original con el chef Ramsey a la cabeza.
En este sentido, ‘Pesadilla en la
cocina’ se convertirá en la versión española de ‘Kitchen Nightmares’, el
espacio de éxito internacional que catapultó a la fama al cocinero Gordon
Ramsey. Un programa estrenado hace nueve años en el Reino Unido, presente también en la programación
estadounidense, y que en la actualidad se emite en más de 20 países.
En una exhibición celebrada para la prensa
en el restaurante MarmitaCo de Vitoria, el chef madrileño ha puesto de
manifiesto su pericia y ha ofrecido a los asistentes un espectáculo de cocina
en el que ha preparado en tiempo record, un cóctel margarita y un pintxo de
guacamole, mango, pulpo y aceite de oliva.
Una pequeña e improvisada demostración
de lo que viene siendo una cocina sencilla, la esencia de lo que podrán contemplar
los televidentes durante los ocho episodios que forman parte de esta primera
temporada. Un espacio en el cual han participado restaurantes de Madrid,
Barcelona y Euskadi.
En la rueda de prensa previa a la
exhibición, en la que han estado presentes además del propio chef Alberto
Chicote, la directora del programa, María Recarte y la jefa de programas de La
Sexta, se ha explicado la dinámica del programa y se ha insistido en que la
versión nacional “promete no decepcionar”.
‘Pesadilla en la cocina’ es un espacio
que brinda, a los propietarios de negocios de hostelería en crisis para salvar
su negocio, una oportunidad para enmendar sus errores, mediante un proceso que
en numerosas ocasiones puede ser complicado, tenso y hasta doloroso.
La receta para alcanzar su objetivo y
mejorar el funcionamiento, ya no sólo del servicio o la apariencia del local está
basada en su simpleza. “Una cocina sencilla, dejando de lado un poco la
vanguardia”, ha aseverado el rostro del espacio ‘Pesadilla en la cocina’.
Para llevar a cabo su cometido, el
equipo del programa, formado por unos 40 trabajadores, ha recorrido parte de la
geografía española a lo largo de medio año, y durante una semana han tratado de
echarles una mano, amparándose en su experiencia para solventar sus problemas,
entre los que en su mayoría figuraba la falta de comunicación entre los
integrantes del negocio.
“Hemos estudiado antes de empezar a
grabar cuáles podrían ser la vías para atajar eso”, ha explicado María Recarte.
Según ha asegurado, “en algunos de ellos el problema es de salubridad o de
falta de cuidado del espacio, otras veces es la falta de espíritu de equipo o
de comunicación entre los propietarios o los trabajadores y otras estrictamente
económicos”.
Paralelamente, la directora del
programa ha ofrecido algunas de las soluciones propuestas por el equipo del
programa. “En numerosas ocasiones redecoramos el local, en algunas es más una
cuestión de carta, en otras de actitud del propietario o de los empleados, pero
en casi todas siempre hay una incomunicación entre ellos”, ha advertido.
Por su parte, Alberto Chicote ha
respondido, sin pelos en la lengua, a cada una de las cuestiones allí
planteadas. Preguntado por la supuesta naturalidad de la que goza el formato,
Chicote ha asegurado que todo lo que el
espectador se va a encontrar “es exactamente así y ojalá no lo fuese”.
“Llaman ellos porque están realmente
jodidos”, ha señalado el televisivo restaurador. A partir de ahí se pasa a
hacer una selección de las más de 100 solicitudes, que hace más de seis meses el
espacio recibió, hasta quedarse con las ocho que conforman la temporada.
Asimismo, el galardonado con numerosos
premios, como el de la asociación madrileña de restaurantes y cafetería en el
año 2006, ha reconocido asombrado la incapacidad de algunos propietarios para
darse cuenta de sus errores, algo que incluso le ha llevado a perder los
nervios y marcharse del lugar en plena grabación. “Es muy sorprendente, porque
ellos te llaman y luego no te quieren escuchar”, ha señalado.
A su juicio se trata de “gente que
está absolutamente perdida”, por lo que una parte de su trabajo ha consistido
en tratar de “despertarles y que mirasen a su alrededor para que fuesen
conscientes de que era lo que tenían en realidad en su propia casa porque la
mayoría de ellos no lo sabían”.
Finalmente, Alberto Chicote se ha
mostrado realista y a su vez ha reconocido que “no se puede cambiar un
restaurante en cuatro días”. “Para un usuario normal es algo como muy
sencillo”, sin embargo “un restaurante es un negocio muy complejo que conlleva
muchísimas cosas que hay que vigilar en cada paso, porque sino el resultado
final siempre se ve adolecido”, ha argumentado.
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