LA UNIÓ señala
que las mujeres que sufren violencia de género en las zonas rurales de la
Comunitat Valenciana tienen dificultades añadidas a las que ya de por sí tienen
las que habitan en las zonas urbanas. El lugar de residencia puede tener un
efecto condicionante a la hora de manifestar la existencia de violencia de
género y por ello esta organización agraria exige actuaciones concretas para
apoyar la ruptura del silencio en este ámbito hoy día internacional contra la
violencia de género.
Dentro de la
problemática de la violencia de genero hay colectivos de mujeres especialmente
vulnerables: mujeres con discapacidad, mujeres del mundo rural, mujeres
inmigrantes, mujeres mayores de 65 años, etc.,. En el contexto social y
cultural del mundo rural la violencia de género adquiere significados
específicos. El ámbito rural es un mundo que se caracteriza por ser muy
tradicional y estar muy masculinizado, de ahí la dificultad para percibir la
violencia de género debido a su legitimación, lo que obstaculiza aún más si
cabe las posibilidades de reconocimiento de los comportamientos violentos y,
por ello, una solución a los mismos.
“Apostamos por la
ruptura del silencio, por la denuncia de los malos tratos o las conductas
discriminatorias en las zonas rurales. Es necesario visibilizar y sacar a la
luz, para combatir desde toda la sociedad, mujeres y hombres, todo tipo
desigualdades de trato y de oportunidades para con las mujeres rurales”, señala
Anna Cuquerella, responsable del área de la mujer de LA UNIÓ.
Existen circunstancias especiales como la situación de
aislamiento de los municipios rurales y el déficit de servicios sociales de
éstos que puede originar que muchas mujeres que viven en el ámbito rural se
encuentren en una posición de vulnerabilidad que las coloca en una situación de
mayor riesgo frente a la violencia de género. Es más difícil afrontar esta
situación en el medio rural por la falta de información y de acceso a los
recursos.
La crisis económica incrementa la violencia de género,
porque favorece la desigualdad y, a su vez, disuade a las víctimas de
denunciar. La dependencia económica de las víctimas de violencia de género
hacia sus maltratadores es un obstáculo para denunciar y la crisis no ha hecho
más que agravarlo. Los recortes presupuestarios llegan también a poner en
peligro los recursos destinados a ayudar y proteger a las víctimas.
LA UNIÓ indica que no debemos únicamente condenar
rotundamente este tipo de violencia sino también todas las entidades que
trabajamos en el medio rural hemos de servir de apoyo y asesoramiento a las
víctimas para que denuncien sin miedo.
Desde LA UNIÓ se ve obligatorio poner los medios
necesarios para evitar esta lacra social y por ello se apuesta por campañas de
sensibilización que tengan muy presente el entorno, las condiciones de la
población y la problemática de la vida en los municipios rurales.
Estrategia para la Erradicación de la Violencia contra
las Mujeres 2013-2016
El Ministerio de
Igualdad ha elaborado recientemente una Estrategia Nacional para la
Erradicación de la Violencia contra las Mujeres 2013–2016, que recoge por vez
primera un capítulo específico para las mujeres del ámbito rural. Este
documento sostiene que casi el 17% del total de mujeres que declaran haber
sufrido maltrato residen en las zonas rurales españolas. Además, asegura que la
residencia en los municipios rurales condiciona la denuncia de la violencia de género,
hasta el punto de hacerla casi inexistente.
Las mujeres del medio rural, por residir en espacios geográficos de menor
tamaño con menor población y densidad, se encuentran en una situación que
también requiere una actuación específica. Las especiales características
socio-demográficas y geográficas de este contexto propician la consideración
hacia la violencia de género en el entorno social como algo vergonzoso y
enmarcado en el ámbito estrictamente privado.
En relación con las mujeres del ámbito rural los datos muestran que el
16,9% de las mujeres que afirmaron haber sufrido maltrato alguna vez en la vida
viven en municipios de menos de 10.000 habitantes
(ámbito rural), según la Macroencuesta sobre la Violencia de Género 2011, y que
el 15,2% de las mujeres que refieren estarlo sufriendo en el último año vive en
municipios de este tamaño. En comparación con el total de encuestadas, la
distribución de las mujeres que declaran haber sufrido violencia de género
alguna vez en la vida muestra una menor concentración en municipios de menos de
10.000 habitantes, según la Macroencuesta sobre la Violencia de Género 2011.
Los datos sobre mujeres que declaran haber sufrido maltrato y que viven en
los municipios de menos de 10.000 habitantes, indican que:
el 50,7% de las mujeres rurales que declaran estar padeciendo en la
actualidad violencia de género se encuentran en una edad comprendida entre los
40 y 59 años, frente al 35,8% del total de encuestadas. Esto quiere decir, que
la edad de las mujeres rurales que sufren violencia de género es superior que
en poblaciones mayores;
el 21,4% de las mujeres que refieren haber sufrido maltrato en el último
año, son mujeres jóvenes entre 18 y 29 años. Este porcentaje es superior al de
mujeres de este tramo de edad (17,6%) del total de las encuestadas. Por tanto,
las mujeres que sufren maltrato en el último año en poblaciones menores de
10.000 habitantes son más jóvenes que el resto de las encuestadas;
el 48% de las mujeres que residen en municipios de menos de 10.000
habitantes y que refieren sufrir violencia de género, están trabajando en mayor
proporción que en comparación con el total de encuestadas que lo están en un
42,8%. Por tanto, una de las características de las mujeres que residen en
municipios de menos de 10.000 habitantes y han declarado haber sufrido maltrato
alguna vez en la vida es su alto porcentaje de trabajadoras.
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