Cuando no se alcanza la mayoría absoluta, es lógico hacer pactos
.Pero en política cada uno hace a su antojo su guerra y su paz.
El "pactismo" tiene una larga historia. En momentos
inciertos siempre se ha recurrido al pacto o alianza. En tiempos de
nuestra Reconquista eran frecuentes los pactos entre cristianos y
musulmanes. Una de las batallas más decisivas fue la de las Navas de
Tolosa de 1212.EI peligro almohade era inminente .Existía, no
obstante, un problema muy grave: las enemistades y diferencias entre
los tres reyes cristianos: Alfonso VIII, rey de Castilla, Pedro 11 el
Católico, rey de Aragón, y Sancho el Fuerte, rey de Navarra. La
historia nos dice que dejaron a un lado sus diferencias y aunaron sus
fuerzas. El fruto de su pacto fue el gran triunfo sobre Mohamed I, el
famoso Miramolín. Los pactos y alianzas fueron frecuentes durante la
Reconquista y lo han sido a través de nuestra historia .No podemos
olvidar @I gran pacto del 78 .Nuestros políticos, adversarios de una
reciente guerra civil, supieron dejar a un lado sus rencores y
pactaron nuestra Constitución. Pusieron a España por encima de sus
propios resentimientos
El pacto es un bálsamo, que suaviza la convivencia humana. El pacto
amista a dos o más partes enemistadas que encuentran en él paz,
diálogo y entendimiento. Sólo sacaremos hoya España del atolladero
político, si ofrecemos sentido de Estado y talante democrático. El
pacto permite peinar situaciones tensas, encontradas, y lograr la
concordia .Negarse al pacto razonable es condenar España a un futuro
incierto .Sabemos que un pacto no es gratis. Requiere cesiones
mutuas, no deseadas, pero muy necesarias para lograr la paz y
tranquilidad de un pueblo.
El pacto hay que respetarlo: pacta sunt servanda. La palabra y la
piedra suelta no tienen vuelta. Es un hecho que todos los políticos
están convencidos que sus opiniones son las verdaderas. Nada les
parece justo en siendo contra su gusto, como decía Calderón .Pero
Jamás una opinión ha sido una verdad, sino solo una "pretensión"
de verdad. Son los argumentos o pruebas que aportamos las que hacen
fuerte y creíble una opinión.
En la exposición de nuestros criterios tenemos que ser sensatos y
humildes. Dice el refrán: “No te cases con tu voto, mira lo que
dice el otro". Yo pienso que mi opinión es verdadera, pero lo
mismo piensa mi contrario. Lo correcto es que cada cual exponga la
suya con sencillez, oiga atento las de su contrincante y lleguen a un
acuerdo. No hay daño que no tenga apaño y lo cortés no quita lo
valiente. Por desgracia vemos en las tertulias cómo algunos se
aferran a sus ideas y opiniones metiendo sus dedos en ojo ajeno.
Todos opinan que sus ideas son las verdaderas y enarbolan 1a
corrupción como espada flamígera .Miren, no es villano el de la
villa, sino @I que hace la villanía y eI que tenga nariz, jamás
debe llamar a nadie mocoso. Casi siempre, como dice Séneca, los
vicios de los demás los tenemos delante de los ojos, los nuestros
detrás de los hombros.
Cierto que no todos los partidos deben pactar entre sí, dada la
naturaleza de los mismos .EI agua y el aceite nunca se pueden
mezclar. En todo pacto priman ciertos principios políticos. Intentar
lo contrario es ir contra la recta política.
Sería muy saludable que los políticos se dieran una ducha política,
abandonaran sus sentimientos de altivez, arrogancia y engreimiento.
Dejaran la política del resentimiento y pensaran seriamente en
España .Del odio a la amistad sólo hay un paso y, como dice el
refrán: No hay daño que no tenga apaño.
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