Pone
en valor la procesión, pero también el Archivo Histórico
Municipal.
El
gran banco de datos de la Historia de la Ciudad de Valencia es el
Archivo Histórico Municipal. Desde el siglo XIII está en él
contenido todo lo más importante ocurrido en Valencia, en los
Manuals
de Consells de la Ciutat,
los cuales deberían estar digitalizados, porque aterra pensar que
cuando uno los maneja tiene en sus manos la mismísima Historia Viva
de Valencia. Los munícipes siguen sin enterarse que es necesario
digitalizarlos para evitar daños o pérdidas irreparables.
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¿Por
qué un Archivo Civil para hacer una historia religiosa?
Hoy
por hoy no hay otra manera de hacerlo. La fiesta de Corpus ha sido
siempre una fiesta municipal, co-organizada y co- patrocinada por el
Consell
de la Ciutat,
hoy Ayuntamiento. Su aparato festivo, era el de la ciudad y su
gobierno municipal. Si no hubiera sido por éste, ya hubiera dejado
de existir la procesión de Corpus en su todopoderosa parafernalia,
que teje, en palabras del historiador Vicente Castell Maiques, un
bello poema teofórico en honor a la Eucaristía. Es una fiesta
estética, que tanto siempre nos ha ahogado en palabras de Miguel de
Unamuno. La única manera de hacer hoy una Historia del Corpus de
Valencia es a través de la documentación administrativa, contable,
acuerdos del
Consell de la Ciutat. No
hay más, ni siquiera en el Archivo de la Catedral. El del Palacio
Arzobispal, 13.000 legajos históricos, fue pasto del incendio y
saqueo sufrido en julio de 1936 durante la persecución religiosa.
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El
libro tiene Historia y Teología.
Tiene
una parte histórica, muy importante. Año a año, se recoge los
acuerdos de los Jurados de la Ciudad sobre la progresión de la
solemnial
e general processó del Corpus.
Se trata de un importante banco lingüístico de la Lengua
Valenciana de nuestros siglos del XIV al XVIII principalmente, en
que aparecen palabras idénticas, muy similares a las nuestras de
hoy, otras preciosas y ya desaparecidas. Se constata el interés por
mimar, cuidar y cultivar la procesión eucarística con las
importantes aportaciones culturales populares. La lectura de los
Manuals
dels Consells seduce,
enamora. Y sólo se ama lo que se conoce. Por ello, los
valencianos valoramos poco nuestra historia y tradiciones, porque
las desconocemos. El seducido, el enamorado, no se puede contener y
necesita exteriorizarlo, propagarlo, irradiarlo. El libro tiene el
plus de lo teológico-catequético. Hay que tener en cuenta lo que
muchos olvidan, incluso los participantes: quién es el que viene
detrás, en honor de quien tanto boato. La procesión es una
catequesis bíblica, visual y urbana, que desemboca en la apoteosis
de la Eucaristía. La catequesis de la procesión es kerigmática,
la misma que desplegó la Iglesia Primitiva, la iglesia fontal, la
catequesis más pura de todas las que ha desarrollado la Iglesia
católica en su historia.
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Defiende
en la obra que la procesión fue también un instrumento político
de los Jurados de la Ciudad.
La
procesión en su aspecto religioso es fundamentalmente bíblica, y
de manera especial veterotestamentaria, con personajes y estampas
del Antiguo Testamento que prefiguran la Eucaristía. Los Jurados la
potenciaron así, porque querían congraciarse con los judíos que
dominaban el ámbito económico de la Ciudad y Reino, tenían el
poder monetario y comercial. Judíos y católicos convergen y creen
en el Antiguo Testamento. A los árabes los integraron
contratándolos para la parte musical. Con ello, pretendieron
suavizar y armonizar la difícil coexistencia de las tres culturas y
tres religiones.
El
libro lo prologa el arzobispo de Madrid, don Carlos Osoro.
Es
un honor para mí que nuestro anterior arzobispo, Carlos Osoro, hoy
arzobispo de Madrid y dentro de muy poco Cardenal, lo prologue. Está
dedicado por mí al Dr. Dn. Vicente Collado Bertomeu, el mejor
biblista español, profesor mío en la Facultad de Teología de
Valencia, quien me hizo doctor. El libro tiene más de 200 páginas,
a todo color las ilustraciones, muchas fotografías de la procesión,
documentación histórica, y es muy fácil de leer. Su corporeidad
física es fruto de la dirección artística y técnica de José
Aguilar, un buen amigo de verdad, maestro renacentista de las Bellas
Artes, que ha hecho una bella pieza de orfebrería en los hornos
alfares de la valencianísima imprenta Marí Montañana, de
Almàssera, pueblo que tiene también una fiesta de Corpus muy
importante. José Aguilar, entre sus obras más populares cuenta con
los dibujos y bocetos de las grandes figuras que Manolo García ha
plantado en Fallas en la plaza del Ayuntamiento. Él fue el
diseñador también de mis libros sobre la Historia de la Virgen de
los Desamparados. Todas las fotografías son de otro buen amigo,
Pedro Molero, maestro gráfico de lo pictórico, especializado en la
procesión de Corpus. El tratamiento digital es de un tercer amigo,
Jesús Ortolá, creativo gráfico. Los tres han trabajado
desinteresadamente, gratis
et amore,
en esta obra que para mí es una modesta y amorosa contribución a
la historia y cultura valencianas, que adquiere una especial
actualidad en estos nuevos tiempos en que osadas ocurrencias
amenazan con hacer desaparecer y aniquilar brillantes páginas de
nuestra historia y tradición festiva. Por ejemplo, si el nuevo
Ayuntamiento, tan contra lo religioso, decide –lleva ese camino-
no apoyar la fiesta del Corpus, correrá peligro de desaparecer tal
y como aún la conocemos.