Esta semana empieza la recolección de las variedades más tempranas de uva
en el campo valenciano. Según estimaciones de la Asociación Valenciana de
Agricultores (AVA-ASAJA), la producción sufrirá una disminución del 15%
respecto a la media obtenida durante los últimos años debido a la sequía
–por tercera campaña consecutiva–, así como las elevadas
temperaturas desde el mes de mayo y los temporales de granizo.
La principal comarca
vitivinícola, Utiel-Requena, es precisamente la zona más afectada por el
pedrisco, el cual ha causado daños de diversa consideración a más de 8.000
hectáreas según AVA-ASAJA. Las tormentas registradas a lo largo de los meses de
mayo, junio y julio han acumulado pérdidas entre los productores de diez
millones de euros y se prevé que en la inminente vendimia se obtengan unos
rendimientos un 20% por debajo de una campaña normal como consecuencia del daño
derivado de la piedra.
Igualmente, otras áreas
valencianas experimentarán un descenso productivo. La cosecha de uva en la Vall
d’Albaida disminuirá un 30% debido a las altas temperaturas con la
excepción de la zona occidental, donde Fontanars dels Alforins, junto a los
términos próximos de Moixent y la Font de la Figuera, recuperarán sus niveles
habituales. La falta de lluvias también ha perjudicado a la uva de moscatel de
la zona septentrional de La Ribera, ya que habrá una merma de entre el 30% y el
50%, mientras que el resto de variedades no sufrirá disminuciones de aforo. En
el caso de la Hoya de Buñol, por su parte, se espera una ligera recuperación.
Aunque se inicia en
Requena la recolección de las variedades blancas que se emplean para elaborar
el cava valenciano, el grueso de la vendimia tendrá lugar durante septiembre y
octubre. A nivel nacional las previsiones indican que habrá un 6% menos de
volumen respecto a 2014. En las actuales circunstancias AVA-ASAJA hace un
llamamiento a los viticultores valencianos para que no se pongan nerviosos a la
hora de vender porque se aprecian los primeros movimientos en los precios y
éstos apuntan que podrían resultar mejores que el año pasado, cuando ni
siquiera permitieron cubrir los costes de producción.
Asimismo, la organización
agraria recuerda que ésta es la primera campaña vitivinícola en la que está
vigente la nueva Ley de la Cadena Alimentaria, la cual aporta más seguridad
jurídica al agricultor en tanto exige la firma de contratos de compraventa
donde se establecen las condiciones, los precios en origen y los plazos de pago
al productor.
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