Manuel Martínez. / EPDA Pensando en la clase política dirigente de nuestro
país me ha venido a la cabeza esta canción de Julio Iglesias y es que, después
de un tiempo dentro de este mundo, me doy cuenta de que poco ha cambiado desde
el año 2015 cuando una nueva clase política parecía abrirse paso entre
nosotros.
Hemos observado lo rápido que han envejecido los
nuevos partidos, esos que venían a dialogar y lo primero que hicieron es
vetarse el uno al otro, esos que se moderaron al tocar poder o esos que perdieron
fuelle cuando no aplicaron para ellos lo que pedían para los demás.
Lamentablemente han reforzado la idea del refrán "Más vale malo conocido
que bueno por conocer", prueba de ello es cómo están sacando pecho ahora
los viejos partidos aunque particularmente y sobre este tema, prefiero quedarme
con la frase de Albert Einstein "Si buscas resultados distintos no hagas
siempre lo mismo".
Curiosamente, volviendo a la canción que da título a
este artículo, si analizas su letra, te das cuenta de que no habla de la
ausencia de cambio en la vida sino del avance de la vida a pesar de todo,
curioso giro que nos da esperanza en el futuro, eso sí, esperando que las obras
a las que hace referencia la composición y que continuarán los que vendrán, se
hagan de otra manera.
Es cierto que hoy en día hay muchos motivos para
desconfiar de la clase política pero también es cierto que la necesitamos para
avanzar en nuestra sociedad. Evidentemente necesitamos una clara regeneración
política que pasa inevitablemente por incorporar gente con talento pero para
ello, también es necesaria una puesta en valor al respecto. No es tarea fácil
pero como dice también la canción... "Siempre hay por qué vivir, por qué
luchar".
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