Benjamín Lafarga Estimados amigos consumidores, en esta ocasión vamos a hablar un poco sobre ciertos engaños que algunos desalmados utilizan, sobre todo en épocas de vacaciones, cuando todos estamos un poco más relajados. Siempre hay gente más ´lista´ que nosotros y sobre todo cuando nos queremos hacer los listillos, o pasarnos de listos y pensar que dan euros a céntimo.
No lo dudes, desde Lazarillo de Tormes a nuestros días sigue habiendo gente que quiere vivir de nuestra inocencia o de nuestra ingenuidad. Mucha gente piensa que los engaños y estafas se centran hoy en día en internet , pero nada más lejos de eso. Siempre que vamos por una ciudad que celebra sus fiestas o donde hay aglomeración de gente paseando tranquilamente nos vamos a encontrar con esos espabilados que quieren vivir a consta de nuestra “inocencia”
Veamos algunos trucos de toda la vida, pero que se siguen utilizando.
Trileros
La estafa consiste en incitar al público a participar, mediante apuestas de dinero, en juegos de habilidad que, aparentemente, permiten grandes posibilidades para el que participa y que se ofrecen en plena vía pública, sobre una pequeña mesa.
El juego más utilizado consiste en descubrir en qué lugar se esconde una bolita que es tapada por una chapa o vaso. Para que el juego parezca más fácil, en torno a la persona que mueve las chapas o los vasos (el que dirige el juego) hay uno o varios "falsos jugadores" (ganchos), los cuales ganan dinero fácilmente de acuerdo con la persona que mueve las chapas.
Al principio, se deja ganar a la persona que inicia el juego, para que, animado por el éxito, juegue una cantidad importante. La mano es más rápida que la vista, por lo que cuando la cantidad es importante, la víctima pierde irremisiblemente su dinero. Es frecuente en ferias y mercadillos.
El Tocomocho
La estafa suele desarrollarse en lugares de tránsito (estaciones, cajeros, etc.) mediante una persona que abordando a la víctima manifiesta tener un billete de lotería premiado y que por las prisas no puede cobrar. Pide a la víctima desesperadamente que le abone la cantidad del premio o, incluso, menos, ya que debido al viaje que tienen que hacer no puede cobrar.
Para dar mayor credibilidad interrumpe otro aparente transeúnte (gancho) que suele afirmar la autenticidad del premio exhibiendo un listado de boletos premiados en un periódico. La víctima accede a aportar la cantidad del dinero premiado y cuando va a recuperarlo a la ventanilla de la lotería comprueba que el billete es falso.
La Estampita
La víctima (el ciudadano) es abordado por una persona que aparenta ser subnormal (estafador que hace el papel de "tonto"). Ésta le enseña una bolsa que parece estar llena de billetes, incluso pueden verse algunos. El tonto no da ninguna importancia a lo que lleva diciéndole a la víctima que en la bolsa lleva "estampitas" o "cromos" y que en casa tiene muchos más.
En ese momento interrumpe otro aparente ciudadano (estafador que hace de gancho), el cual ofrece a la víctima la posibilidad de engañar al tonto comprándole la bolsa por una cantidad de dinero. Sin embargo, el gancho, dice no tener dinero para participar en la "compra" de la bolsa. No obstante anima a la víctima a realizar la compra dados los grandes beneficios que le va a reportar el "engaño" al tonto. Incluso, el gancho se ofrece para acompañar a la víctima a buscar dinero, al objeto de que no tenga ningún contratiempo. Una vez que la víctima materializa la "compra" entregando el dinero por la bolsa desaparecen los dos estafadores (el tonto y el gancho). Cuando la víctima abre la bolsa comprueba que no contiene billetes sino tacos de recortes de papel.
El Nazareno
Las víctimas de la estafa son empresas que suministran mercancías. Los estafadores se instalan en un lugar alquilando un almacén a nombre de una empresa. Empiezan a realizar pequeños pedidos, que se guardan en el almacén y que son abonados en el acto a las empresas suministradoras. De esta manera los estafadores se ganan la confianza de las víctimas.
Seguidamente realizan grandes pedidos de mercancías, diciéndole a los suministradores que los pagos los van a realizar en varios plazos. Incluso, pueden llegar a cumplir el primero de dichos pagos. De forma repentina, la empresa desaparece de lugar, llevándose la mercancía y dejando pendiente de abonar las deudas contraídas. Cuando las empresas de suministros estafadas quieren hacer gestiones para ejecutar el cobro comprueban que la empresa que les hizo los pedidos no existe.
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