Leopoldo Bonías. EPDA El valenciano Luis García-Berlanga quiso titular a principios
de los años sesenta la película “Plácido”
, protagonizada por el humorista Cassen , como “Siente a un pobre en su mesa”.
Sin embargo, problemas con la censura por su coincidencia con el lema de una
campaña gubernamental de la época lo impidieron. En "Plácido", una fábrica de ollas
contrata al protagonista del film para que con su motocarro publicite la
caritativa campaña que tiene como objetivo que familias pudientes inviten a la
cena de Nochebuena a un pobre. Berlanga pone una vez más de manifiesto la
hipocresía de una sociedad que actúa al compás que le marca el gobierno de
turno.
La situación que se expone en "Plàcido" no podría
darse este año en Nochebuena, porque los pobres no tienen la condición de
allegados, o al menos, el pobre que nos podría corresponder como ocurre en la película de Berlanga.
El término "allegado" no se encuentra definido en
la legislación española. Quizás, haciendo una humorística analogía con las
causas legales de abstención y recusación para intervenir en un procedimiento
administrativo se podría haber precisado más, permitiendo la asistencia en
comidas y cenas a personas que sin ser familiares exista con respecto a ellos
una amistad manifiesta o simplemente una amistad que al menos es un concepto
más concreto que el simple "allegado" que es excesivamente vago e
impreciso.
En la actualidad, los jóvenes ya no utilizan la expresión de
“allegados” para referirse a toda esa pléyade de “amigos de amigos” o
simplemente “conocidos de alguien” que se unen a una fiesta sin que nadie los
invite. No hay reunión, fiesta o celebración, que se precie que no cuente con
algún “acoplado”. Para los nacidos en
este siglo, la expresión utilizada por la Administración para en pocas palabras
decir que en las comidas y cenas de Navidad asista “quién quiera”, es arcaica.
Entonces uno se pregunta; ¿es un problema o una solución que
en determinados lugares de España se permita la asistencia de allegados a las cenas y comidas navideñas?
Recuerdo durante el servicio militar, hace más de cuarenta
años, como cuando se daba una orden genérica no muy precisa, en realidad lo que
se pretendía era dejar una puerta abierta para que cada uno obrase bajo su
responsabilidad dentro de unos parámetros y bajo el lema “el que pregunta la
caga” pues cualquier aclaración o consulta era resuelta de la forma más
desfavorable posible para el afectado.
El gobierno valenciano ha decidido poner orden y no hacer el
“Don Tancredo” dejando campar a sus anchas a familiares y allegados. Ni los
unos ni los otros, podrán entrar en la Comunidad Valenciana y sólo si se
dirigen a su hogar – y no a casa de un familiar o allegado – podrán regresar a
la Comunitat. Además, en Nochebuena, no más de seis personas y como máximo – y
esto ya es simple recomendación - dos núcleos de convivientes. Las cosas claras
y el chocolate espeso.
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