Dalmau, Puig y Oltra uniendo sus manos. EFE Las elecciones generales del 10 de noviembre supondrán una prueba para
la fortaleza del Gobierno valenciano del Botànic, la coalición entre
tres partidos (PSPV, Compromís y Unides Podem) que se enfrentarán en una
campaña en la que auguran tensiones pero esperan que estas no afecten
al Consell.
Fuentes de esos partidos consultadas por EFE señalan
que en los procesos electorales celebrados desde la firma del primer
pacto del Botànic, en junio de 2015, han demostrado "suficiente madurez"
como para que la competición electoral no supusiera un "peligro" en la
gestión del Ejecutivo, y esperan que tampoco lo suponga ahora.
Admiten
que, aunque puedan tener a veces "diferencias", como en las posturas
sobre las retenciones de las entregas a cuenta de la financiación
autonómica o sobre las obras del Ministerio de Fomento para ampliar la
autovía V-21, saben diferenciar el escenario político nacional y el
autonómico y que eso no implique problemas en el Consell.
Desde
el PSPV-PSOE destacan que el Botànic ya ha pasado varias "pruebas", pues
desde la constitución del pacto inicial se han celebrado ya seis
procesos electorales (tres elecciones generales, unas autonómicas, unas
locales y unas europeas), y en todas los partidos del Consell se han
movido "en el terreno de la lealtad".
Fuentes del partido de Ximo
Puig afirman que, aunque ha habido "exabruptos" en redes sociales entre
militantes de estos partidos sobre la situación política de España, "al
final la gente es responsable" y consciente de que la competencia
electoral no debe poner en riesgo los "pilares fundamentales" del
acuerdo del Botànic.
Desde Compromís, el partido de Mónica Oltra,
admiten que las elecciones "siempre tensan", pero defienden que los
firmantes del pacto de gobierno "cada día están más convencidos de que
el Botànic es necesario y un bien a proteger", sobre todo porque fuera
de él está "la suma de la derecha y la ultraderecha para retroceder en
derechos".
El Botànic es "un proyecto común que está
garantizado", aseguran en Compromís, que defienden que, más allá de
enfrentamientos verbales en campaña o de reivindicaciones al Gobierno
central, el acuerdo "está protegido y cuenta con una barrera
antitensiones", incluso aunque ahora concurran junto a Más País y no con
Podemos.
Unides Podem, que la pasada legislatura suscribió el
pacto del Botànic pero no entró a formar parte del Consell, como sí ha
hecho en esta tras presentarse a las elecciones autonómicas junto a
Esquerra Unida, reivindica que hasta el momento se ha demostrado que son
capaces de "poner por delante la estabilidad" del Ejecutivo.
"No
le vamos a hacer a los partidos de la derecha el favor de mostrar
grietas entre nosotros, vamos a ir todos a una en el Consell", aseguran
en Podem, donde destacan que, aunque "evidentemente habrá diferencias"
en la campaña electoral, los tres partidos son capaces de separar el
ámbito estatal del autonómico.
En consecuencia, todos los
partidos integrantes del Botànic II esperan que los comicios del 10 de
noviembre no alteren la vida interna de un Consell que en 2015 puso fin a
veinte años de gobierno del PP y que tras las elecciones autonómicas
del pasado 28 de abril -celebradas el mismo día que las generales-
reeditó el acuerdo.
Sostienen que si ya lo han conseguido en seis
campañas electorales anteriores es "fácil" hacerlo una séptima, aunque
por si acaso hay un veterano dirigente socialista que parafrasea a
Heráclito para que no se olvide una de las máximas del filósofo griego:
"Lo primero, no hacernos daño".
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