Vicente Sala Martínez, hijo de la viuda del expresidente de Caja Mediterráneo (CAM) Vicente Sala a su llegada al Juzgado. EFE/Pep Morell/Archivo El grupo empresarial de la familia del expresidente de Caja Mediterráneo
(CAM) Vicente Sala valían entre 120 y 150 millones de euros cuando, en
diciembre de 2016, mataron de dos tiros a su viuda, María del Carmen
Martínez, en el lavadero del concesionario de coches de su yerno y único
acusado, Miguel López.
En la duodécima sesión del juicio con
jurado que se sigue en la Audiencia Provincial de Alicante contra López
por el crimen, así lo ha afirmado el albacea del testamento de la
víctima y amigo de la familia desde hacía 40 años, José Luis Albarracín,
economista e inspector de Hacienda de profesión.
El albacea ha
testificado a propuesta de la acusación particular, que ejerce el hijo
primogénito de la víctima, Vicente Sala Martínez, que formaba uno de los
dos "bloques" de la familia junto a su madre frente al que ejercían sus
tres hermanas, entre ellas la esposa del único acusado.
Albarracín,
a quien la víctima consultaba casi a diario y al que ésta definió en su
diario personal como "amigo entrañable, asesor, consejero y
confidente", ha relatado que María del Carmen Martínez disponía de la
llamada "participación privilegiada" o "acción de oro", que le otorgaba
un peso especial y la posibilidad de veto en las decisiones
empresariales de la familia.
Y ha continuado que, siguiendo el
expreso deseo de su difundo marido antes de morir un par de años antes
de cáncer, María del Carmen Martínez tenía la intención de cambiar los
estatutos de la empresa para, en caso de su muerte, que la "acción de
oro" pasara a su hijo primogénito (que se encargaba diariamente de la
principal empresa, la dedicada a los plásticos) con el fin de que sus
hermanas no pudieran apartarle de las decisiones importantes desde el
punto de vista económico.
El albacea ha explicado a las seis
mujeres y tres hombres del jurado que, para ello, tenía intención de
modificar los estatutos y que la víctima guardaba un borrador de este
futuro estatuto en sus cajones, los cuales un par de semanas antes del
crimen fueron revueltos por desconocidos aunque ella le confesó a él que
estaba convencida de que habían sido sus hijas.
Según su
testimonio, los citados nuevos estatutos habrían sido planteados para su
aprobación en enero de 2017 aunque finalmente no se hizo porque el
asesinato de María del Carmen Martínez ocurrió el 9 de diciembre de
2016.
El objetivo era "garantizar la estabilidad" de los
negocios, de manera que todos los yernos continuaran en sus puestos
(incluido Miguel López al frente del concesionario Novocar, con un
sueldo de 100.000 euros anuales) y que las hijas mantuvieran su
porcentaje en el capital social aunque sí se traspasaba la "acción de
oro" en la gestión empresarial a favor de Vicente Sala Martínez.
Aunque
esta 'acción de oro' no varía el reparto accionarial, tener el control
de las empresas era importante porque podría determinar posibles subidas
o bajadas de los sueldos de la familia y también si se repartía a cada
uno de ellos más o menos porcentaje de los beneficios.
Posteriormente
al crimen, el primogénito ha comprado a sus tres hermanas sus acciones
en la compañía de plásticos, Samar, por 20 millones de euros a cada una,
y se ha puesto de manifiesto que el pago ha sido financiado por cuatro
bancos y aplazado, de manera que ya se han desembolsado unos 54 millones
de euros y quedan pendientes de abonar unos 2 millones a cada una de
las tres hermanas.
El albacea también ha sido preguntado por un
mensaje de Whatsapp del acusado a su esposa en el que le define a él
como "un sinvergüenza asesorando a un tonto", éste último en referencia a
Vicente Sala hijo, y ha comentado que no le sorprende por "la
personalidad" de López, de quien ha dicho que le consta que "tenía una
gran capacidad de influencia" tanto en su mujer como en sus cuñadas.
María
del Carmen Martínez falleció desangrada en torno a las 19 horas del 9
de diciembre de 2016 tras recibir dos disparos en la cabeza cuando fue a
recoger un coche de su propiedad en el lavadero del concesionario que
regentaba Miguel López.
Whatsapp de la fallecida
El Whatsapp del móvil personal de María del Carmen Martínez, viuda del
expresidente de Caja Mediterráneo (CAM) Vicente Sala fallecida a tiros
en diciembre de 2016 en Alicante, fue "pulsado" manualmente 20 segundos
después de que, desde otro teléfono, se diera aviso al '112' para pedir
auxilio.
Así lo ha testificado el perito informático que se ha
encargado del volcado de los datos del móvil de la víctima, quien ha
informado de que el 9 de diciembre de 2019 a las 18 horas, 55 minutos y
23 segundos se abrió la aplicación de Whatsapp y ha recalcado que esto
no pudo ocurrir "automáticamente" sino que, obligatoriamente, se hizo de
forma manual.
En la duodécima sesión del juicio con jurado que
se sigue en la Audiencia Provincial por este crimen en el que el único
acusado es el yerno, Miguel López, este dato que, en principio, resulta
sorprendente y contradictorio ha centrado parte de las preguntas de las
partes.
El perito ha insistido en que se abrió manualmente y que,
según el volcado de los datos, no se envió ni se recibió mensaje
alguno.
Ha agregado que al abrirse la aplicación, el teléfono de
la víctima recibió 538.000 'bites', que se explican en la transmisión de
datos entre el terminal y el servidor de Whatsapp para, por ejemplo,
actualizar los contactos que están "en línea" y otro tipo de información
que ofrece esa red social de otros números que están incluidos en la
agenda.
Según los datos aportados por el informático, durante
todo ese día 9 el teléfono de la fallecida recibió más de 5 millones de
'bites', entre ellos los citados 538.000.
En todo caso y a la
espera de que durante el juicio se pueda aclarar quien pulsó el teléfono
o por qué consta esa hora, sí se ha dejado constancia de que a las 18
horas, 55 minutos y 03 segundos (20 segundos antes) desde el
concesionario se dio aviso al '112' para pedir auxilio por lo ocurrido.
Este
testimonio se ha producido después del albacea de la fallecida, José
Luis Albarracín, quien ha indicado que el grupo empresarial de la
familia en el momento del crimen valía entre 120 y 150 millones de euros
y que la fallecida pretendía cambiar los estatutos para trasladar a su
hijo primogénito la llamada "participación privilegiada" o "acción de
oro", que da un peso especial y la posibilidad de veto en las decisiones
empresariales.
María del Carmen Martínez falleció desangrada en
torno a las 19 horas del 9 de diciembre de 2016 tras recibir dos
disparos en la cabeza cuando fue a recoger un coche de su propiedad en
el lavadero del concesionario que regentaba Miguel López.
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