Semana Fallera
Susana Gisbert. EFEImaginación al poder. Eso fue lo que pensamos en mi falla –y seguro que en otras muchas- que había que hacer para mantener a los falleros y falleras de la comisión unidos y para no perder ese espíritu festivo de esta atípica semana fallera. Las pantallas de nuestros ordenadores y móviles y las redes sociales han sido nuestros mejores aliados.
Hemos preparado un programa de actividades tan completo que tenemos casi más estrés que hace un año y una pandemia. Entre reinventarse o morir hemos elegido, obviamente, lo primero.
Por eso llevamos tiempo ya con un calendario de actividades de lo más completo. Unas, totalmente nuevas, otras, un remedo de lo que haríamos si las circunstancias nos lo permitieran
Entre las actividades tradicionales, hemos montado una mascletà a base de un montaje en que las niñas y niños de la comisión, cada cual desde su casa, han aportado un trozo de video con sonidos diversos emulando nuestras mascletàs. Botellas de agua pisadas, pelotas, tambores, silbidos, piezas de mecano arrojadas al suelo o golpes contra la pared han sido nuestros petardos. Otro tanto haremos el día de la ofrenda, con nuestras fotos con traje regional y mantillas y ramos serán nuestra ofrenda virtual. Y, por supuesto, la entrega del recompensas, bunyols de oro, plata o brillantes a quien le corresponda en un pequeño vídeo homenaje.
Pero quizás lo más novedoso han sido los concursos. Hemos convocado, con gran éxito de asistencia, además del tradicional de play backs y de paellas, otro de microrrelatos, al que precedió un taller al efecto, de indumentaria reciclada realizada sin tela, de cortometrajes falleros, de realización de maquetas de falla y hasta de tik tok para los más jóvenes. También tendremos nuestro quinto y tapa virtual, con premio a los mejores. Y, como no podía ser de otro modo, el día 19 gala de entrega de premios, cada cual desde su casa, con nominados y premiados.
Pero esto no ha sido todo. Otra de las actividades más exitosas ha sido una clase de pilates on line impartida por una monitora, miembro de nuestra comisión. Y especialmente emocionante fue la realización de un cuento homenaje a todos los comerciantes que nos siguen dando su apoyo, un texto escrito expresamente para ello y montado a base de la lectura por los miembros de la comisión infantil desde sus propias casa y montado un video con imágenes.
Estoy tan orgullosa de mi falla, Cádiz Denia, y de todas las cosas que estamos haciendo para mantener la ilusión que no podía dejar de contarlo. Como dije otra vez en estas mismas páginas, no habrá monumentos en las calles, pero sí habrá fallas. Porque no podemos dejar que desaparezcan.
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