Detalle de una falla. EFE/Archivo La fiesta fallera avanza en aspectos como la solidaridad y la inclusión de las personas más vulnerables como discapacitados físicos y psíquicos, y también en la de colectivos como el LGTBI, pero sigue sin atender adecuadamente la perspectiva de género y el papel de la mujer en órganos directivos.
"La declaración de las Fallas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco tiene que ser un motivo para buscar la excelencia" y ello pasa por que sea una fiesta más "inclusiva", señala a EFE el concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset.
Según afirma se han dado pasos importantes en este aspecto, como la creación de una delegación de participación y solidaridad junto a la Junta Central Fallera (JCF), organismo que preside, que incluye un área de igualdad y ha impulsado iniciativas como el encuentro anual de fallas solidarias, además de duplicar los premios que tratan estas cuestiones.
Otro de los retos que se ha trabajado desde el Ayuntamiento es dar mayor visibilidad a la mujer en roles "masculinizados" de la fiesta y potenciar su papel en todos los ámbitos de la fiesta, aunque Fuset lamenta que los sectores más conservadores son todavía reticentes a ello, y pone como ejemplo la elección de los miembros de los jurados de las fallas, que sigue primando a los hombres.
Un estudio realizado por la Universitat de València, a instancias del Consell Municipal de Dones, sobre las Fallas de la capital valenciana desde una perspectiva de género y publicado en febrero alertaba de la evolución "lenta" aunque "gradual" de la presencia de la mujer en los órganos directivos.
El informe señalaba que se había avanzado en aspectos como el papel más activo de la Fallera Mayor en la fiesta, con más voz y no como mero "escaparate", aunque alertaba de la escasa presencia femenina en la gestión y organización de la fiesta, tanto en los órganos directivos como en las comisiones falleras.
Fuset apunta al respecto que ha habido avances importantes, como la incorporación de las mujeres como mantenedoras de las falleras mayores, y una mayor presencia de pirotécnicas en eventos como las mascletaes municipales y los castillos nocturnos, también los días grandes de las fiestas.
La responsable del área de solidaridad de la delegación de Participación y Solidaridad de la JCF, Mónica Gallego, asegura también que las comisiones falleras están cada vez más concienciadas de su labor social y de la importancia de su implicación en proyectos solidarios e inclusivos.
Desde esta delegación, creada en 2016, se trabaja en involucrar a las comisiones en iniciativas solidarias, y más de medio centenar de comisiones falleras ya realizan acciones a lo largo del año junto a organizaciones como Cruz Roja, ONCE, Lambda, CERMI o FESORD, y asociaciones como la de afectados de alzheimer.
Gallego defiende que las fallas, como "ente social" y movilizador del barrio y vecinal, tienen una responsabilidad con su comunidad, y son "un motor de cambio maravilloso".
También ha dado pasos de gigante en su adaptación a colectivos como los discapacitados físicos y psíquicos, en la mejora de aspectos como la accesibilidad a los monumentos de personas con problemas de movilidad o la introducción de cartelería en braille, el lenguaje de signos en los actos públicos más importantes como la Crida, o los pictogramas para personas con autismo.
El presidente de Cocemfe València (que aglutina a asociaciones de personas con discapacidad física y orgánica), Juan Mondéjar, asegura a Efe que cada vez hay un mayor compromiso de las comisiones falleras con los colectivos más vulnerables, conscientes de que la fiesta debe ser disfrutada por toda la ciudadanía por igual.
Las fallas, asegura, son un reflejo del barrio "en el que existe todo tipo de personas", también con diversidad funcional, un mestizaje que está atendiéndose sobre todo en las fallas más humildes pero que tiene ya su reflejo también en las grandes.
Mondéjar celebra medidas como la mejora en las visitas a los monumentos para las personas con problemas de movilidad, aseos accesibles y una zona reservada en las mascletaes de la plaza del Ayuntamiento, aunque piden "más contacto" con el Ayuntamiento para establecer líneas de actuación conjunta.
Todos coinciden en que las Fallas evolucionan en su compromiso social al mismo ritmo que lo hace la sociedad, integrando las diferentes sensibilidades, diversidad y problemáticas sociales, aunque todavía queda mucho por andar.
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