Javi González. EPDA La mentira es tan antigua como la política, nacieron al mismo tiempo que la democracia. Política, mentiras y democracia conviven desde la antigua Grecia, pero la diferencia en la actualidad es que las mentiras pueden ser más poderosas que la democracia y más poderosas que la política, e incluso más numerosas que las verdades.
Es aquí cuando la mentira puede ser tan peligrosa como lo es el nacionalpopulismo y, normalmente, es su instrumento. Herramienta que sabe muy bien utilizar el alcalde de mi pueblo, un experto en campañas de desinformación y de propaganda, lo que es una amenaza para la democracia. El trabajo del mandatario en el consistorio se resume en hacer oposición a la oposición.
En las últimas semanas ha protagonizado una campaña contra la Conselleria de Educació (ahora del PP)
por el riesgo que corremos los vecinos de perder una subvención para la reforma del colegio, pero encubre que es por culpa de su partido, por una documentación falsa que firmó la anterior Consellera. Pero es que Compromís se ha apropiado ya del concepto de ‘mentira’.
Prometió escuela infantil gratuita y luego lo negó, por lo que los padres acudieron al pleno y este
no tuvo más remedio que poner unos parches y dar unas subvenciones; en el pleno de investidura afirmó que había 2 millones de euros en las cuentas, pero ocultó que se cierra el ejercicio 2022 en negativo y que del presupuesto de 2024 aún habrá que destinar 49.437,98 € para el ‘millón de euros’ que falta; también se atreve a decir que Mercadona está en Albalat gracias a él, y eso que las obras empezaron durante el gobierno del PP.
Pero le da igual, si cuela, cuela. Le advertimos que no estaba cumpliendo con las bases de la subvención que pidió
para la reforma del ayuntamiento y nos dijo ‘mentiders’; ahora, no sólo hay que devolver los 31.440,72 € que nos dieron, sino que, además, tenemos que pagar 6.601,49 € de intereses por incumplimiento y negligencia suya. Y así, un largo etcétera de ‘mala praxis’ y mentiras.
El privilegio humano de mentir no está exento de límites; como tampoco es ilimitada la libertad de expresión y de información. Cuando se trata de gobiernos de la izquierda, está en riesgo el Estado de Derecho, algo un tanto importante como para jugar con él a la política.
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