Leopoldo López, Cónsul honorario de Chile en València desde 1990Cónsul honorario de Chile en Valencia desde 1990 y decano del Cuerpo Consular acreditado en Valencia desde hace un lustro, Leopoldo Ernesto López destaca el “posicionamiento turístico de Valencia” y el carácter acogedor para quien acude de otro país, ya sea como visitante ocasional o con la perspectiva de quedarse a residir. En esta entrevista analiza también cómo aumenta la cifra de foráneos en la Comunidad Valenciana tras sufrir un importante descenso por la crisis económica.
En su calidad de cónsul de Chile desde el advenimiento de la democracia en este país conoce la situación de la población chilena, y como decano de los 50 cónsules y vicecónsules maneja la realidad de los diferentes colectivos foráneos. ¿Se ha incrementado el atractivo de Valencia para personas de otros países?
En esa función de cónsul de Chile sí que puedo afirmar que tenemos una población de 5.556 chilenos censados en la Comunidad Valenciana, aunque he de matizar que existen personas que viven en el ámbito autonómico y no se censan. Con la crisis se fue un 20% de este colectivo, y en los últimos tiempos vuelve a crecer sobre un 3%. Estos datos podrían extrapolarse a otros países.
¿Este hecho también se traduce en una mayor representación consular?
Sí que crece el cuerpo consular. Los últimos en incorporarse han sido Filipinas, Burkina Faso y Corea del Sur. La mayoría desempeñamos nuestra tarea como honorarios, que asumimos esta labor por vocación, aunque siete estados, como Marruecos, Perú, Ecuador o Bulgaria, tienen representantes diplomáticos de carrera en Valencia o Castellón, que es el ámbito de nuestro cuerpo consultar. En el caso de cónsules honorarios, todos somos valencianos.
¿Qué colonias extranjeras son las más asentadas en la Comunidad Valenciana?
Aquí haría el matiz de que ciudadanos de otros países de la Unión Europea entran y salen con total libertad, por lo que resulta más difícil contabilizarlo. Sí que vienen muchas personas de Latinoamérica por el tema idiomático. No huyen de nadie, sino que llegan para buscar mejor fortuna. Y lo hacen tras contactar con amigos o parientes ya instalados. Quien entra lo hace muy bien aleccionado y sabe que debe llevar su documentación en regla. Hemos hecho mucha labor de concienciación para que la gente no se la juegue. También recibimos a bastante estudiante. Por ejemplo, en apenas dos meses han aterrizado 200 estudiantes chilenos.
Ha aludido a Latinoamérica, pero también se percibe una mayor presencia de norteamericanos instalados en Valencia. ¿Tienen constancia del incremento de este colectivo?
Sí, crece en profesores, en estudiantes, también por la base de la OTAN en Bétera. En el caso de EEUU, cuenta con agente consular, no con consulado en Valencia.
¿En qué se diferencian las perspectivas de vida de un latinoamericano, un asiático, un africano o un europeo, cuando llegan a la Comunidad Valenciana para quedarse a residir?
Pues, si singularizamos por países o por continentes, existe una colonia creciente de Filipinas, dedicada sobre todo a trabajos del hogar. Tienen mucho prestigio en este tipo de labor.
¿Han notado un crecimiento en la aspiración de quedarse como residente de quien viene como turista a Valencia?
El turista de América Latina regresa a su país, no se queda. El africano puede llegar con la intención de quedarse. De Rusia, por ejemplo, vienen muchos empresarios a establecerse, a crear sociedades mercantiles, sobre todo en la costa alicantina, donde buscan invertir. De Rumanía y Bulgaria llegan para trabajar, se adaptan bien. Acuden con contrato para dedicarse principalmente a la agricultura, al igual que los africanos.
¿El resurgir de la construcción ha reconvertido este sector en atractivo con el objetivo de encontrar trabajo para ciudadanos de los países que ha citado?
A la construcción se dedica quien ya está aquí, que prorroga así su visa. Quien viene de fuera a propósito para trabajar suele hacerlo en la agricultura.
Han cambiado poco las salidas laborales para quien se instala en Valencia desde otro país…
Los oficios no han variado porque, normalmente, no llegan profesionales cualificados. Por otra parte, el empresario español suele optar por un ingeniero español. También existen trabajos que los españoles prefieren no hacer y quien viene de fuera tiene más oportunidades en estos nichos laborales.
¿Qué barrios de Valencia son los preferidos para recién llegados?
Varía. Por ejemplo, y si hablamos de poblaciones, si llega un rumano a L´Ollería, a los cinco años tienes una colonia de rumanos en L´Ollería. La comunidad china se ha instalado mucho en la calle Pelayo y adyacentes de Valencia. También proliferan los pisos compartidos entre personas de la misma nacionalidad.
¿Ha aumentado el perfil de extranjero, sobre todo procedente de la Unión Europea, que acude como Erasmus y, una vez en Valencia, decide seguir su vida en la ciudad o en la Comunidad Valenciana?
Todo el que viene alguna vez, que nos visita, quiere volver. Valencia es una ciudad acogedora, amable con el extranjero, sin racismo de ningún tipo, con buena gastronomía y clima. Además, la sociedad valenciana resulta fiable. Quien viene a trabajar sabe que la persona que lo ha contratado cumplirá. A esto se suman orden, muy poca delincuencia, limpieza… Las leyes funcionan, al igual que los cuerpos de seguridad.
¿Y también es una ciudad para hacer negocio, para invertir?
Sí, aunque en ocasiones no resulta sencillo por las barreras arancelarias y, sobre todo, por las diferencias económicas que provocan que algunas operaciones se frustren. Abunda más el caso de empresarios valencianos en el exterior que el de empresarios extranjeros aquí.
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