Davinia Bono.A
pocos días de que se cumpla el primer año de legislatura con el
tripartito en el gobierno de la ciudad, seguimos comprobando cual ha
sido, es y será la prioridad para este “triunvirato”.
Sabíamos
que con el slogan de campaña de Compromís “Ara les persones”,
no venían precisamente a rescatar personas sino más bien a
beneficiar y mejorar la calidad de vida de “sus personas”.
Simpatizantes, afiliados, concejales, diputados e incluso familiares
directos que han sido y están siendo contratados por esta coalición.
Seguimos
con la misma prepotencia y actitud dictatorial del Alcalde una vez se
sienta en la poltrona. Se salta las normas, el respeto y la educación
cuando debería ser el primero en dar ejemplo puesto que es él quien
dirige los debates cada último martes de mes.
Pero
si todo esto puede parecer levemente grave todavía puede ser mucho
peor. Y es que suelen salir de salvadores del mundo cada vez que
traen al pleno alguna declaración institucional en defensa de
diferentes colectivos y, por otro lado capaces de contratar, con
dinero público, determinados grupos de música con un alto grado de
ensalzamiento de la violencia e incluso del terrorismo.
Letras
como: “Lo reconozco, me ponen los tweets de Guillermo Zapata”
(concejal de Podemos en el Ayto de Madrid), los cuales decían “Rajoy
promete resucitar la economía y a Marta de Castillo”, “¿Cómo
meterías a 5 mill de judíos en un 600? En el cenicero” o “Han
tenido que cerrar el cementerio de las chicas de Alcasser para que no
vaya Irene Villa a por repuestos”.
Frases
como “Para Pablo Casado (Vicesecretario de Comunicación del PP),
zulo y trabajos forzados”, “quiero acabar con Camps”, “si
muere Aznar, me podéis culpar porque es soñarlo y me mojo entero”
El
propio grupo musical “Los ChiKos del Maíz” reconocían en su
página oficial que era extraño que se les contratara por parte de
un Ayuntamiento que no fuera en Euskal Herria. Nos mandaban, directa
y literalmente que nos metiéramos nuestra lenguas neoliberales en el
culo además de amenazarnos con enterrarnos en el mar.
Pero,
sin embargo, el problema no son los grupos musicales, así es la
música, reaccionaria. Algunas letras lindan con el insulto y la
subversión pero a esto le llaman libertad de expresión.
El
problema son algunos políticos impresentables que utilizan el dinero
público para adoctrinar y politizar cualquier evento cultural,
lúdico y/o festivo.
Como
diría un buen amigo: “un día nos mataran por la calle” y,
entonces, ya no tendrá solución.
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