Manuel J. Ibáñez Ferriol. /EPDA La libertad es en sentido amplio la capacidad humana de actuar por voluntad propia. El estado de libertad define la situación, circunstancias o condiciones de quien no es esclavo, ni sujeto, ni impuesto al deseo de otros de forma coercitiva. En otras palabras, aquello que permite a alguien decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre, pero también responsable de sus actos en la medida en que comprenda las consecuencias de ellos. La libertad en los Estados democráticos como “derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas”. El fundamento metafísico de la libertad interior es una cuestión psicológica y filosófica. Ambas formas de la libertad se unen en cada individuo como lo interno y lo externo de una malla de valores, juntos en una dinámica de compromiso.
En los países europeos con economía capitalista, la libertad queda definida como la forma que tienen los individuos para crear y moverse libremente por un territorio pre definido. Nadie puede coaccionar al empresario por ejemplo en la toma de decisiones que no solo le pueden ser favorables personalmente, sino que siempre se tomarán acordes con el bienestar de la sociedad en conjunto. La libertad económica, provoca el avance de los pueblos utilizando siempre la herramienta de la competitividad, bastión fundamental para desarrollarse. En una economía de mercado como la nuestra no podemos someter al tejido empresarial en la toma de sus decisiones ya que dejaremos de ser un poder democrático. La libertad es una de las mayores conquistas del hombre como ciudadano. El hombre desde su concepción es un ser libre, solamente ligado al pecado original con el que nacemos todos, pero que somos purificados al recibir las aguas bautismales.
La violencia, es uno de los dramas mayores que merman la libertad de los agredidos. Cuando se abusa de un menor, de una mujer o de una persona mayor, estamos cometiendo la falta más grave y denunciable que puede hacer un individuo. Estamos anulando la libertad de seres indefensos que muchas veces callan ante las situaciones violentas por miedo a seguir siendo represaliados. El hombre libre no puede permitir que se masacre a los menores, a las mujeres y a los mayores. Debe defender siempre, incluso con su vida si fuera necesario, a los que son oprimidos de forma irregular. No puede quedar impune la acción violenta contra los seres más hermosos y maravillosos que tenemos a nuestro lado.
Si nos resulta duro, observar situaciones como la violencia, también me hace daño a mi libertad el que las parejas monoparentales se les impida formar un núcleo familiar estable, con amor, cariño, afecto. Todos los seres humanos tenemos derecho a formar parte de un núcleo familiar. No se puede condenar ni obviar el que una pareja del mismo sexo pueda formar un hogar, que de la oportunidad a niños y jóvenes huérfanos y abandonados. Hay que poner en práctica el amor con mayúsculas y no hay acto de amor mas grande que la adopción. Cuando una pareja decide dar cobijo, hogar y familia, a un ser que por diversas razones se ha quedado solo en este mundo, está poniendo en práctica una acción libre de amor profundo. Negarse a legislar es practicar lo que hacen los avestruces. Si proclamamos que somos libres seamos consecuentes con nuestras acciones legislativas.
La libertad como desaparición de opresión significa no querer subyugar ni ser subyugado, e implica el fin de un estado de servidumbre. El logro de esta forma de la libertad depende de una combinación de la resistencia del individuo (o grupo) y su entorno. Las leyes artificiales limitan esta forma de libertad, por ejemplo, nadie es libre de no ser representado por políticos dentro de una nación (aunque podamos o no ser libres para intentarlo). Las leyes naturales, como las leyes físicas, o la ley de la gravedad, son también un fundamento importante para la libertad de todos los seres vivos existentes en el universo. La libertad se sitúa en la interioridad de la persona. Ese sentimiento nos debe mover a realizar siempre nuestros actos en favor de la libertad.
En el año de Nino Bravo, hagamos nuestra la canción Libre, que ya nos dejó la mejor de las improntas: “piensa que la alambrada solo es un trozo de metal”. Rompamos las cadenas que nos atan y proclamemos con firmeza y convencimiento que somos libres y que la libertad es el mayor de los tesoros.
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