Jaime García. España ha sido desde sus inicios una nación profundamente
cristiana, que ha perfumado nuestras fiestas y tradiciones. Algo ha
sucedido en el alma del hombre moderno que ha alterado y destruido
sus valores históricos .Ciertas ideologías, negadoras de la
Religión Cristiana, han prohibido esos derechos. En aras de la
libertad preconizan que la Religión debe desaparecer de las
escuelas, pisoteando los derechos paternos .Ignoran que la educación
es un derecho y jamás debe ser un arma política para modelar a los
alumnos. Son los padres quienes eligen qué educación prefieren para
sus hijos y malhadado sea el que intente prohibir tal derecho. Sería
un ataque a la Constitución Española (art. 16). Lo cristiano es
para ellos sinónimo de antiprogreso, anticultura, que carece de
caché cultural.-
Desearían ver a la Iglesia de nuevo recluida en sus templos. Son
gentes que se llaman progresistas, que hicieron oídos sordos a la
caída del MURO de Berlín, a los más de cien millones de seres
humanos que fueron pisoteados por la bota marxista y que intentan hoy
silenciar a la Iglesia.
Asistimos hoy a un resurgir de voces que claman por el pasado
marxista. A los que no comulgan con ellos les llaman viejos,
retrógrados, carcas, fachas... Quieren eliminar de nuestros
edificios, ayuntamientos y calles cualquier símbolo católico.
Incluso intentan sustituir de forma ridícula las ceremonias
religiosas por ceremonias civiles. Sabemos quiénes son y qué es lo
que desean. Son los partidarios del "silencio de Dios".
Añoran tiempos pasados en los que sus congéneres manipulaban las
masas y adoctrinaban a los niños y jóvenes. Aún hoy dicha
ideología perfuma ciertos entornos sociales, topándose con el
silencio e indiferencia de muchos españoles. Alguien dijo que si
deseas que el mal triunfe no hagas nada. Albert Einstein afirma que
el mundo es peligroso, pero no tanto por los que hacen el mal, sino
por los que se sientan a ver qué pasa. Decimos que el que calla
otorga .Otros dicen que callar es de sabios. Yo estoy con Alan de
Benois: Callarse equivale simplemente a aumentar el poder de quienes
hablan.
No debemos sentarnos a la puerta de la historia y permitir que unos
señores intenten pisotear nuestros valores y derechos mediante la
acción política. Una cosa es que el Estado sea neutral ante el
hecho religioso y otra muy distinta que sea indiferente. La religión
cristiana está en la raíz y en la génesis de lo que somos como
nación. El manto precioso de nuestras catedrales, monasterios e
iglesias nació de la profunda fe religiosa de nuestros antepasados
Ciertos políticos pretenden darle la vuelta a España, alterar lo
que siempre hemos creído y subvertir nuestros valores y creencias.
Me duele la cobardía de muchos católicos y su actitud timorata y de
silencio. Recuerdo que el Presidente Zapatero acusó a la Conferencia
Episcopal de injerirse en la política. Manifestó que la Iglesia tan
sólo era una "reliquia ideológica". En una carta que
dirige a Suso de Toro, allá por 2007, le manifiesta que el
Catolicismo ha condicionado y ha generado enormes vacíos... y esto
le lleva a criticarlo y decir que constituye un paso atrás en la
civilización y en los derechos y libertades. Habría que laminar,
dice, cualquier referencia moral y recluir las ciencias religiosas al
ámbito de la vida privada y destruir la idea de la ley natural. En
una palabra: Hay que crear un nuevo proyecto de ingeniería social,
que silencie a la Iglesia e imponga un cambio nuevo. Aún hoy hemos
oído a cierto político seguir los pasos del Sr. Zapatero. Dice que
hay que marginar la religión como un vestigio del pasado, prohibir
la enseñanza de la Religión en las escuelas, eximir de
responsabilidad a los padres, conculcando el artículo 27.3 de
nuestra Constitución. Incluso hoy se amenaza con romper los acuerdos
entre Iglesia y Estado, axfisiarla económicamente y cerrar las
escuelas concertadas. Imaginen lo que supondría eliminar 2.048
centros concertados ( el 15% del total de escuelas),donde estudian
actualmente 1.207.527 alumnos. Trabajan 84.252 profesores y 16.000
trabajadores.
La Religión Cristiana no es una reliquia o vestigio del pasado, es
sencillamente el alma y vida de nuestra historia. No podemos admitir
que se desvirtúen los hechos de nuestro pasado, ni que se pretenda
infravalorarlos, como medio de valorar el presente. Algunos políticos
quieren hacer un "cambio de sociedad", cuando los españoles
sólo desean "cambiar la sociedad". No se trata de darle la
vuelta al calcetín, sino zurcirlo. No a la reeducación, ni hacer
tabla rasa de su historia y sus creencias. No a la radicalización
cuando llegan los primeros inviernos de la economía. No es bueno que
un pueblo anestesie su historia. Guste o no, la historia de España
no puede entenderse sin la religión cristiana. Ella ha sido el alma
de nuestra historia, la que practicaron nuestros padres, que bajo su
liturgia enterramos, y el Evangelio fue la primera Constitución
europea.
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