Susana Gisbert. /EPDA
No es
la primera vez que lo digo. Hay que leer y hay que comprar libros. Y aunque me
arriesgue a que cualquiera piense que, siendo escritora, es lógico que lo diga,
no solo se trata de eso. Porque, además de lo de arrimar el ascua a mi sardina,
que nunca está de más, hay que seguir insistiendo. Porque quien no lee no sabe
bien lo que se pierde.
Alguien dijo que quien no lee vive una vida, pero
quien lo hace, vive muchas, y no podía tener más razón. Los libros nos sumergen
en muchos mundos, y nos hacen imaginar muchos más. La lectura tiene sobre la
imagen la ventaja de que somos nosotras quienes imaginamos como son los
paisajes y los personajes, mientras que en las obras en pantalla la imaginación
es la de otra persona. Y no es que no me guste el cine, que cada arte tiene lo
suyo, pero pocas cosas hay que me den más pena que escuchar a alguien decir que
no va a leer tal o cual libro porque ya lo verá en película. Porque por más
buena que sea la película, nunca verá lo mismo que entre las páginas de un
libro.
Pero este año, además, hay una razón extra para
comprar libros. Y, a ser posible, libros de editoriales valencianas y en
librerías valencianas, en la medida en que se pueda. Porque han perdido mucho,
muchísimo, con todo lo que ha sucedido en nuestra tierra y, como a tantos otros
sectores, les costará recuperarse, si es que lo logran.
Tal vez sea el momento de enseñar a nuestras hijas e
hijos que un cuento es el mejor compañero, que una historia leída te acompaña
siempre y te enseña a soñar y a vivir. Y tal vez sea el momento de demostrar
que podemos disfrutar al tiempo que arrimamos el hombro.
Las editoriales nos necesitan, las distribuidoras
nos necesitan, las librerías nos necesitan, y no podemos fallarles. Pero hay
mucho más. Aunque no lo sepamos, necesitamos los libros y todo lo que no aportan.
Mi vida nunca habría sido la misma sin los libros, y lo mismo le ocurre a mucha
gente.
¿Por qué no aprovechar estas fiestas navideñas para
adquirir la costumbre de leer, o para retomarla si alguna vez se tuvo y se dejó
de lado? Porque, si siempre es un buen momento, hoy lo es todavía más.
Seguid mi consejo. Seguro que nadie se arrepiente de
haberlo hecho.
Y, por supuesto, feliz Navidad.
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