Recuperar la confianza de los ciudadanos en circunstancias como las actuales, es difícil. Lo sé. Porque sé que es muy difícil explicar que lo que hasta hace unos meses era "normal" es el origen real de la anomalía que sufrimos todos.
A todos los políticos en ejercicio de sus actividades públicas les pido un esfuerzo, ni mayor ni menor del que estamos haciendo quienes nos encontramos en una situación difícil, anómala e inexplicable en muchos casos, como ha sucedido en Rocafort.
Durante años, la acción política y de gestión ha consistido únicamente en fidelizar votos y favorecer personalismos.
Ahora, la realidad se ha revelado en toda su crudeza.
Muy pocos ciudadanos conocen cuáles son realmente los servicios obligatorios que debe cubrir su ayuntamiento, de acuerdo con las disposiciones legales en materia de administración local y según el número de habitantes del municipio.
La mayoría de los ciudadanos ignoran que el pago de sus impuestos no cubre –ni por asomo- la inmensa mayoría de los servicios no obligatorios que su ayuntamiento presta. Y que para cubrir esos gastos, las tasas y los precios públicos deben adecuarse al coste del servicio o, de lo contrario, desaparecer.
Para poder adherirnos a la línea de crédito abierta por el Gobierno de España para hacer frente a las facturas pendientes de pago a 1 de enero de 2012 (más de 1.147.000€), el Gobierno nos ha obligado a elaborar un Plan de ajuste que calcule los Ingresos reales para hacer frente a los gastos imprescindibles y obligatorios. Y el propio Gobierno es especialmente exigente a la hora de comprobar que los servicios "no obligatorios" podrán cubrirse con el aumento de tasas y precios públicos en el caso de que estos no se eliminen.
Ya no importa que se ejecutaran obras sin saber ni cómo ni cuándo llegaría la financiación prometida por la Generalitat (Plan Confianza) y que ahora tengamos que pagar un 5% de intereses de una deuda que no es nuestra sino de la administración autonómica.
Ya no importa la deuda que arrastramos del gobierno municipal anterior y a la que hemos hecho frente –en una parte muy importante-en estos 9 meses.
Ya no importa que en los últimos 6 meses del año pasado aplicáramos medidas de ahorro inmediato para frenar la sangría.
Ya no importa que la intervención municipal advirtiera por escrito al anterior gobierno municipal, desde el año 2008, que el ritmo del gasto era muy superior al de ingresos y que ese desfase acabaría provocando problemas graves.
Ya no importa casi nada, salvo la realidad a la que nos estamos enfrentando.
Eso es lo único importante: salvar la situación, salir adelante y procurar un futuro inmediato que nos permita reflexionar a todos. Con honestidad, con transparencia y con todo el esfuerzo necesario para garantizar que lo que pasó nunca vuelva a suceder. Por el bien de todos.
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