Los congresos del PSPV antes lo eran todo para el partido. Determinaban no solamente quién lo iba a dirigir, sino con qué equipo y de qué forma. Ahora constituyen básicamente el inicio protocolario de un largo periodo multicongresual. Ya no hay emoción en los nombres de nuevos dirigentes.
Atrás quedó aquella cita en la que Jorge Alarte, exalcalde de Alaquàs, y Ximo Puig, ex de múltiples cargos con la máxima representación de la Generalitat como cénit, compitieron en 2012 por la secretaría general autonómica. Desde entonces el de Morella ha reeditado su cargo congreso tras congreso sin mayor sobresalto que la candidatura alternativa del alcalde de Burjassot, Rafa García, en los lejanos tiempos de poder omnímodo de José Luis Ábalos.
Ahora, con Puig en su retiro parcial parisino y el PP en el Consell, el socialismo valenciano ha aceptado sin rechistar las consignas nacionales que emanan del plenipotenciario Pedro Sánchez y ha confiado su futuro a Diana Morant, también exalcaldesa, en su caso de Gandia, y ministra para mayor pedigrí.
Más allá del nivel de aclamación y de la configuración de la nueva ejecutiva, pocas incógnitas genera un congreso que estará marcado en mayor medida por el nuevo y asentado modelo de mesas de debate sobre temas clave para el socialismo (feminismo, Europa, diversidad..), por conciertos y por la búsqueda de un ambiente festivo que pretende lanzar a Morant como alternativa socialista a presidir la Generalitat.
La cuestión no es lo que ocurra en esta cita, cuyo lema Ací estém, lo dice todo y no dice nada - depende de la interpretación-, sino lo que a partir de ella comience. Se trata, en la práctica, de una antesala de lo que vendrá en las próximas semanas y meses.
Para empezar, la estrategia de oposición. ¿Crítica constante o constructiva? El portavoz en Les Corts, José Muñoz, es más de lo segundo. Persona dialogante y amplio conocedor de los entresijos del partido después de haber ejercido durante años de secretario de organización, fue de los primeros que tendió al Consell la mano en las horas posteriores a la riada. Después de la tormenta meteorológica y antes de que se desatara la política. Luego, la táctica cambió.
¿Más presencia en la Comunitat Valenciana? Quedan menos de dos años y medio teóricamente para los siguientes comicios autonómicos, los de mayo de 2027, aunque el president Carlos Mazón tiene la potestad de adelantarlos, como ya hizo Puig –por un mes- en 2019. En las circunstancias actuales y en las que nos esperan, la incertidumbre sobre otros aspectos y este resulta incluso mayor.
Por tanto, si Diana Morant quiere centrarse en una larga campaña permanente tendrá que dedicar más tiempo a la Comunitat Valenciana. Y eso supone restar al que emplea en el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. La cuestión consiste en si el congreso supondrá un cambio en esa multiplicación de roles.
El cónclave socialista autonómico representa, además, el pistoletazo de salida a los provinciales, comarcales y locales que se desarrollarán en los próximos meses. Más correctamente lo constituyó el nacional, que conlleva una concatenación de congresos al que le siguen los autonómicos. La cuestión estriba en que el proceso ha de estar finiquitado para antes de verano.
La celebración de estas citas para escoger cargos supone la posibilidad de que haya alternativas para que la militancia observe la oferta e incline su voto. ¿Optará el alcalde de Riba-roja a la secretaría general provincial, puesto que ahora dirige el de Mislata? Se trata de otro de los asuntos a dirimir en una fase posterior al congreso.
Por tanto, el encuentro de este fin de semana supone, a priori, más una fiesta socialista, un encuentro entre conmilitones, un lugar para captar ideas y escuchar a referentes endógenos, que un punto de inflexión con nuevos liderazgos. Lo previsible resulta difícil que no ocurra.
Diana Morant consolidará el salto a la arena autonómica para retar al PP con ese báculo insoslayable que constituye su equipo, desde el secretario de organización, el discreto Vicent Mascarell, al ubicuo Alfred Boix (también ex de muchos cargos). Y, a buen seguro, con la mirada atenta de un alejado Ximo Puig, que, de equipararse con la figura del Pigmalión, podría considerarla su Galatea. El propio nombre de Diana, diosa cazadora de la caza y de parajes agrestes, ya evoca a mitología.
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